2016, año clave para futuro del SDDR
El Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) es un "procedimiento incómodo y costoso" o bien "el complemento ecológico perfecto para la actual red de reciclaje" de envases: depende de quién opine sobre esta propuesta cuyo futuro en España puede resolverse en 2016.
El debate comenzó hace casi cinco años tras la iniciativa de Retorna, una plataforma integrada por una decena de entidades -ONG medioambientales, sindicatos, asociaciones de consumidores- que quiere implantar un sistema de retorno para evitar la actual situación: cerca de 30 millones de envases de bebidas se vierten, incineran o quedan abandonados cada día en España.
Para ello propone una gestión de residuos paralela a los Sistemas Integrados de Gestión (SIG) vigentes, enfocada exclusivamente a envases de bebida, en el cual el consumidor entregue sus envases usados en establecimientos colaboradores y reciba a cambio un depósito económico que previamente habrá pagado al adquirir el producto.
Miquel Roset, director ejecutivo de Retorna, ha asegurado que “recuperaríamos algo que ya hacíamos bien en España hasta los años 80: lo que popularmente se conocía como ‘devolver el casco’ en las tiendas donde se compraban las bebidas”.
“La red actual de contenedores funciona, pero se puede hacer mejor…, el SDDR se aplica con éxito en distintas partes del mundo”, explica Roset insistiendo en que “no queremos sustituir a nadie sino complementar la labor existente eliminando el 20 % del volumen de residuos generados”.
En contra
No todos están de acuerdo: un informe publicado recientemente por la Asociación de Latas de Bebidas (ALB) advierte de la manera “sesgada” con la que se presenta este procedimiento pues “confunde al consumidor, que con frecuencia interpreta que es un sistema que permite volver a llenar los envases cuando, salvo en contados casos, los devueltos se destinan al reciclado.”
Este documento, firmado por el director de la ALB Miguel Aballe, analiza la evolución de los SDDR en Alemania, Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca y llega a la conclusión de que “ni han impulsado, ni previsiblemente contribuirán a que en Europa devolvamos el casco como antes” ya que “en todos los países estudiados, el descenso en el consumo de bebidas en envase reutilizable o bien ha ido en paralelo o bien ha sido acelerado por su implantación”.
Aballe sólo reconoce la “excepción” que supone en Alemania el mercado de la cerveza que “es absolutamente singular” al concentrar aproximadamente el 80% de las cervecerías europeas, para las que el envase reutilizable es “su única opción por motivos técnicos, económicos, de volumen de producción y logísticos”.
Ganancia o pérdida
Roset defiende el uso del SDDR en otros países y asegura que “sabemos que no conviene a los grandes centros comerciales ni a las multinacionales, pero sí al comercio local y lo cierto es que allí donde está implantado se acaba lo de encontrar latas o botellas tiradas por cualquier sitio”.
Según su razonamiento, “cuando hoy me termino una lata de cerveza o de refresco, lo que tengo en la mano es un residuo; si se implanta el SDDR y cada lata vale una cantidad que recuperaré al devolverla, lo que tengo es un recurso”.
Sin embargo, Aballe augura que el consumidor perderá dinero con este sistema pues “tendrá que pagar un sobreprecio por un producto que luego puede retornar o no, en función de sus circunstancias personales”.
“La lata se puede perder o deteriorar y no ser posteriormente aceptada por un sistema automatizado y además forzará a los usuarios a disponer de otro espacio en su hogar donde acumular estos residuos de forma separada antes de devolverlos”, ha advertido.
2016
El objetivo de Retorna es impulsar su propuesta con una fuerte campaña de concienciación en 2016, un año “importante” según Roset, pues la inminencia de las elecciones generales ha paralizado las decisiones gubernamentales.
“Nuestra intención es que a partir del 1 de enero de 2017 las bebidas se vendan con un depósito de 10 céntimos cada una, que se devolverán al consumidor en cualquier momento una vez terminadas”, apunta, antes de estimar que en España “además del tutelaje de la Administración, sería necesario montar 17 centros específicos para gestionar estos residuos, paralelamente a los que ahora funcionan”.
Aballe ve un futuro lleno de “incertidumbre” en este campo, aunque “debería aclararse a lo largo del año próximo” cuando un nuevo gobierno tome posesión
Mientras, acusa al SDDR de haberse introducido en los mercados “básicamente por motivos comerciales y no medioambientales” y recuerda el caso de Suecia, país pionero en implantarlo en 1984 y que, ya en el 2000, “claramente tenía un menor porcentaje de envases reutilizables”.