Para ello, ha explicado que se va a crear "una empresa de inserción, estamos en constitución y va a ser una SL, por tanto una mercantil pero sin ánimo de lucro, denominada Casa Común" a lo que explicaba que "en el caso concreto de esta sociedad va a tener dos ramas fundamentales centradas una en la agricultura ecológica, que ya está funcionando y ésta, de reciclaje textil". 

En una nave a la espalda de la avenida Tío Pepe hasta quince mujeres se forman para, en el día de mañana, poder tener la oportunidad de conseguir un empleo. Lo hacen trabajando en el reciclaje de ropa. Aquí actualmente llegan doce contenedores llenos procedentes de otras tantas parroquias jerezanas, donde se criba, se lava y se higienizan trajes, vestidos, chaquetas, camisetas y zapatos para luego etiquetarse. El objetivo ahora es encontrar un local en el centro donde poner a la venta la ropa. Domouso se ha marcado el objetivo de conseguirlo antes de finalizar el año, y cuando él se lo propone… “No queremos que sea la tienda de los pobres, sino que tenga esa mentalidad europea de ropa reciclada y que no tenga nada que envidiarle por ejemplo a cualquiera del grupo Inditex”.

“Nuestra ilusión ahora es esto”, considera. Natalia Morales, de 43 años, se encarga de clasificar la ropa que llega procedente de las donaciones. “Estoy contentísima. Aquí he encontrado catorce amigas que estamos para lo bueno y para lo malo”.  Todas ellas irán pasando por un comercio del centro para hacer prácticas de empresa, 80 horas que les servirán para coger soltura en la atención al público. Actualmente es Pepi Durán la que las está llevando a cabo. “Estamos muy contentas y orgullosas del trabajo que estamos realizando. Nos ilusiona ver que esto va para adelante y que nos podamos incorporar en el futuro al mercado laboral”.

José Luis Pérez Larios, responsable de Economía Social de Cáritas Española destacó durante la presentación del proyecto '@rropa' que éste "es un claro ejemplo de cómo a la ropa donada se le da una doble vida, se aprovecha y sirve para dar empleo de inserción", mientras que el obispo de la diócesis de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, considera que "lo que pretendemos con este proyecto es luchar contra la economía del descarte. Nosotros ponemos este pequeño grano de arena, pero no hay que olvidar que de grano a grano se hace una playa".