El mercado del reciclaje no puede absorber todos los neumáticos desechados en España
Habitualmente, los neumáticos se almacenan en vertederos controlados, donde se depositan después de recogerlos en los talleres, según explica el portavoz del Seprona de la Guardia Civil, Salvador Ortega.
Cuando un conductor cambia las ruedas de su coche en un taller, paga una tasa (aproximadamente de un euro y medio por cada rueda) en concepto de reciclaje. Una cantidad que sirve para sufragar los gastos de la empresa que los recoge en el taller y los lleva hasta un vertedero legal, que en general tiene una vinculación con lo que se denomina fábrica de valorización.
Allí se retiran las partes metálicas, que se funden y se utilizan como materia prima en un segundo uso, mientras que el caucho de las ruedas se tritura y se vende a una fábrica de asfaltos, ya que puede servir de componente para un asfaltado más gomoso y que absorbe mejor el ruido, lo que también redunda en una disminución del consumo de combustible de los vehículos.
No obstante, hay un exceso de oferta de ruedas, como recuerda el portavoz del Seprona, y la demanda no puede absorberlas.
Por eso, los neumáticos mal gestionados suelen abandonarse en campas, con el consiguiente riesgo de incendio -a pesar de que no arden con facilidad- y, en ese caso, la generación de una nube de humo tóxico, como la que se ha generado en Seseña. Asimismo, su degradación se produce en forma de líquidos plásticos contaminantes, si bien el proceso es muy lento, recuerda Ortega.