La contaminación por mercurio es la causante de graves problemas físicos y medioambientales
“El mercurio es un metal fuera de lo común porque es líquido a temperatura ambiente. Es brillante, muy fácil de vaporizar si se calienta a más de 30 °C”, comenta la química Delia Ho, docente del Departamento de Ingeniería de la PUCP. Este metal noble rara vez se encuentra en forma pura (mercurio metálico) en la naturaleza. Es más frecuente ubicarlo en compuestos orgánicos (metilmercurio, dimetilmercurio) e inorgánicos (sales de mercurio).
El mercurio metálico está presente en numerosos objetos caseros, como pilas, termómetros, barómetros, tubos fluorescentes, focos ahorradores, interruptores eléctricos, medidores de presión, etc. Debido a su propiedad desinfectante, aparece como componente de algunos detergentes, limpiadores, cosméticos, plaguicidas y pinturas.
Plano local
Para la comunidad de Choropampa (Cajamarca), el 2 de junio del 2000 quedará marcado como el día que lo cambió todo. Ese viernes, 151 kilos de mercurio líquido –de propiedad de la minera Yanacocha- se derramaron sobre 27 kilómetros de vía. La brillantez del mineral llamó la atención de niños y adultos, quienes recogieron el mercurio en tazas y cucharas en las que luego tomaron café. La intoxicación por mercurio produjo dolores de cabeza, temblores, fatiga, visión borrosa, etc. La minera arregló extrajudicialmente con muchos pobladores, pagó indemnizaciones irrisorias, asfaltó pistas, pero las secuelas físicas de este accidente siguen afectándolos.
La toxicidad del mercurio depende de su forma química. La inhalación de los vapores de mercurio elemental causa dificultad respiratoria, tos fuerte, vómitos, sabor metálico y encías inflamadas. Si la cantidad inhalada es abundante, puede producir daño cerebral y pulmonar permanente e incluso la muerte. Los efectos del contacto, ingesta o inhalación de metilmercurio aparecen años o décadas después de una exposición prolongada y puede causar ceguera, trastornos sensoriales, problemas con la memoria, entumecimiento, convulsiones y hasta la muerte.
Ecosistema
En marzo del 2013, el Proyecto Carnegie de Mercurio en el Ecosistema Amazónico presentó los resultados de un estudio sobre concentraciones de mercurio en peces y seres humanos en Puerto Maldonado. El 60% de las especies de peces analizadas tenía niveles de mercurio hasta cinco veces por encima de los valores de referencia, mientras que el 77.9% de la población tiene niveles hasta tres veces más altos de exposición al mercurio. El consumo regular de pescado contaminado está causando un grave problema de salud pública, sobre todo en la población infantil.
Minería informal vs. minería formal
El mercurio es usado en la minería porque tiene la facultad de separar y extraer el oro de las rocas o piedras en las que se encuentra. Como resultado, se forma una amalgama que se calienta para evaporar el mercurio y dejar la pepita de oro. Las compañías mineras muelen la roca para liberar las partículas de oro y emplear menos cantidad de mercurio. Debido a su alta densidad, el mercurio es recuperado en unas trampas y tras un proceso de purificación, se reutiliza sin perjudicar al ecosistema.
“El minero informal amalgama el mercurio con oro, lo pone en un frasco, agarra un soplete y lo quema. Y no solamente absorbe todos los vapores del mercurio, sino que estos se incorporan a las aguas y a los suelos con facilidad. Lo peor es que el mercurio que les queda se les ensucia, y en vez de limpiarlo, lo botan al río y usan uno nuevo”, ejemplifica la química.
Para contrarrestar esta contaminación ambiental, en 1995 el Ministerio de Energía y Minas (MEM) repartió retortas, recipientes similares a los crisoles, que permiten destilar la amalgama y recuperar el mercurio condensado. El MEM regaló retortas y manuales de uso, pero los mineros informales no los usaron porque el proceso era más largo y el oro resultante en ocasiones quedaba manchado, lo que disminuía su precio en el mercado.
Manejo responsable
“Las consecuencias de un mal manejo son gigantescas. Si viertes mercurio al río, este llega al mar y en el camino pasa por un numerosas poblaciones. En el mar se deposita en las algas, en los crustáceos y mariscos. El pez grande se come al pequeño y la cadena trófica sigue hasta llegar al ser humano en una concentración mucho más grande”.
El 24 de agosto del presente año, se publicó el Decreto Legislativo 1105, que amplía hasta el 2016 el plazo para que los pequeños mineros y los mineros informales continúen trabajando sin que se les incauten sus maquinarias. Para la especialista, hace falta atacar el problema de raíz: “¿Cómo queremos mejorar si seguimos dilatando estos problemas específicos? Mientras el Perú no formalice esta minería, no podremos avanzar. Además, ¿de dónde sale el mercurio que emplean en la minería informal? ¿Cómo se comercializa su oro en Europa? Nadie sabe. Es una tarea pendiente del Ministerio de Energía y Minas”.
No obstante, para Delia Ho, echarle toda la culpa de este problema ambiental a la minería informal es una idea equivocada: “Aún no aprendemos a desechar los productos que contienen mercurio. Hay gente que todavía bota sus pilas gastadas en el techo de basura. Se debe generar una campaña educativa para tomar conciencia del uso y manejo adecuado de productos con mercurio, cadmio, arsénico y plomo”.