Reciclan un millón de botellas de plástico para construir un poblado en una isla de Panamá
Los constructores aseguran que las casas son más frescas porque las botellas actúan como aislantes
Robert Bezeau se cansó de la nieve de Montreal. Así que hizo las maletas y se instaló en la paradisíaca y turística provincia de Bocas del Toro, en Panamá. Pero la realidad que se encontró fue más desagradable que el frío.
La selva panameña y las playas de postal yacían moteadas de un sinfín de residuos. La basura se acumulaba y los peces y las tortugas morían atrapados en los plásticos. «Desde el 2014 he recogido un millón de botellas. Estuve pensando qué hacer con ellas hasta que un día me vino la inspiración», comenta este jubilado de 66 años que, antes de refugiarse en el Caribe y de abanderar el ecologismo, tenía una fábrica. En el 2015 Bezeau se despertó decidido a poner en marcha su proyecto: «Construir una aldea para vivir dentro de lo que se consume y se tira a la basura». Así nació Plastic Bottle Village, un ecopoblado en el que se usan botellas de plástico rellenas de arena en vez de ladrillos.
El procedimiento, según Robert, es barato y sencillo: las botellas se meten en estructuras metálicas (gaviones), se cubren de cemento y se consigue una casa ecológica, fresca y a prueba de terremotos. «Es una técnica de construcción revolucionaria y, sobre todo, verde. Las casas son más frescas porque las botellas actúan como aislantes. Cuando la temperatura fuera supera los 40 grados, el interior no llega a los 30», dice Bezeau. Ubicado en un terreno de más de 330.000 metros cuadrados en Isla Colón, el proyecto incluye 120 viviendas, de las que ya se han construido tres. El poblado también tendrá tienda, huerto, ecoescuela y varios parques. Panamá ostenta en la actualidad dos récords regionales. Es el país con el mayor crecimiento económico de Latinoamérica, pero también el que genera más residuos.