La segunda jornada de la II Edición de Envifood Meeting Point estuvo centrada en cuestiones como la reducción del desperdicio alimentario, la gestión de envases o la eficiencia en la gestión de residuos. El Congreso, organizado por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), es un marco donde encontrar todos los representantes del sector de la alimentación y de las bebidas para la construcción de un entorno competitivo a la vez que sostenible.

El director general de Industria Alimentaria del MAGRAMA, Fernando Burgaz, señalaba en su intervención en Envifood que sólo en los hogares españoles cada semana se desperdicia 24,5 millones de kilogramos de alimentos, “un dato que es imposible de pasar por alto y en el que la industria está logrando grandes avances en materia de concienciación al consumidor”. Esto, unido a un contexto de población creciente, convierte el desperdicio en algo más que una cuestión ética, supone la necesidad de una correcta gestión para minimizar el impacto medioambiental.

Los invitados a la primera mesa de la tercera sesión del congreso coincidieron en la idea de concienciar a la sociedad en las implicaciones que conlleva esta pérdida, haciendo hincapié en la idea de que cada vez que desperdiciamos alimentos, estamos desperdiciando todos los recursos que se han utilizado en producirlos. Y se trata de un reto trasversal a toda la cadena alimentaria:

La segunda parte del evento trató sobre el futuro del envase alimentario. La producción circular se centra en la optimización del diseño de los envases y productos de embalaje (eco-diseño) y que a su vez apoya la prevención del desperdicio alimentario. En este contexto se destacó la buena situación del reciclaje en los hogares españoles, con una tasa que se encuentra por encima de los objetivos.

Algunas de las acciones propuestas por el sector de la alimentación y las bebidas pasan por el análisis del ciclo de vida de los productos o el fomento del residuo cero a través de la prevención y formación en la cultura que implica la economía circular.

“En todo este proceso, la industria es consciente de que es posible caminar hacia un código de abastecimiento sostenible”. Así lo destacaba Eduardo de Miguel, de la Fundación Global Nature, incidiendo en la necesidad de acabar con el desconocimiento del valor de nuestros productos y su esfuerzo en la conservación de la biodiversidad.

Como punto final, se hizo entrega de los premios de la competitividad energética en el sector agroalimentario por el Instituto Okavango. Mahou-San Miguel, Calidad Pascual, Danone y CAPSA han sido los proyectos reconocidos.