Tejidos reciclados a partir de piñas, piel de salmón o de anguila
Son materiales sorprendentemente fuertes, resistentes, inodoros, muy sensoriales y versátiles. Son tejidos obtenidos a partir de piel de salmón, de anguila o incluso de piñas. Con ellos se diseñan y crean ropas, accesorios, tapicerías, o piezas para la industria automovilística y aeroespacial. Hoy os traemos la historia de Piñatex y de Heidi y Adèle, dos iniciativas empresariales que han creido en la utilización de tejidos ecológicos para crear piezas sorprendentes y sostenibles.
El auge de los tejidos ecológicos se explica en parte por la escasez y coste de las pieles naturales y por un enfoque ético y sostenible del que muchas veces adolece el mundo textil.
Los tejidos ecológicos, como nos cuentan desde la Fundación Fabrics for Freedom, pueden proceder de fibras naturales, como el algodón, lino, cáñamo, ortiga… Su cultivo se lleva a cabo sin uso de productos químicos de síntesis como pesticidas, herbicidas y fertilizantes y los procesos de acabado y teñido de los tejidos también están libres de sustancias químicas nocivas; pueden ser también tejidos reciclados –a partir de poliéster, plásticos, poliamida cashmere, algodón y lana– creados para tratar de colaborar en la reducción de residuos y la reducción de la huella de carbono o innovadores, que es donde se clasifican los nuevos biopolímeros procedentes del papel, la proteína de la leche, soja, algas, celulosa regenerada, lana… Estos últimos están orientados a reducir la dependencia del petróleo y promover la sostenibilidad en la renovación textil.
Para Heidi y Adèle, la utilización de pieles de salmón o de anguila para sus creaciones es una “alternativa ética”. En una reciente entrevista que les hacían en la plataforma Ecouterre.com, las dos diseñadoras cuentan cómo su apuesta por el uso de estos materiales de alta calidad, originalidad y a un precio asequible ha tenido una abrumadora acogida entre su público. Aparentemente, los tejidos se parecen mucho a las conocidas pieles de serpiente, sin embargo el coste ambiental es mucho menor ya que no se trata de esquilmar los recursos animales sino de reciclar los que de otra forma serían desechados. Además, así se dotan de un abastecimiento de materia prima sostenible y ético que también afecta positivamente a las condiciones de las fábricas donde se realiza la manufacturación. Las materias primas proceden de los subproductos de la industria pesquera y se obtienen y producen cerca de dónde los animales son criados y consumidos. En el caso del salmón, en Islandia; en el de las anguilas, en Corea.
También un subproducto alimentario son las fibras con las que se produce Piñatex, un tejido patentado e ideado por la empresa Ananas Anam Ltd, fundada por la española Carmen Hijosa. Al igual que la piel de salmón o de anguila, el tejido obtenido a partir de hojas de piña es transpirable y suave, ligero y flexible. moldeable y facilmente teñible. Características que son auditadas con normas ISO en las que se validan la consistencia de las costuras, su resistencia al desgarro, a la tracción, la luz o la abrasión. Todo ello convierte a este material en un textil muy valorado no sólo para el sector de la moda, sino también para el de la tapicería o accesorios. Piñatex nació en Filipinas, pero es entre Reino Unido y España donde se está llevando a cabo la investigación en I+D para implementar no sólo el producto sino su proceso productivo. Por el momento se han podido ver ejemplos en prototipos de marcas muy conocidas como Puma, Camper o Ally Capellino.
Son sólo dos ejemplos de la innovadora aventura en la que la industria agroalimentaria se está empleando a fondo para darle una nueva vida a materiales de desecho de origen pesquero, hortofrutícola, ganadero o incluso lácteo.