¿Qué hacer con los RAEE en América Latina?
¿Alguna vez imaginaste tener oro en tu poder y tirarlo? Bueno, esto sucede más de lo que pensamos. Por ejemplo, con aquellos aparatos eléctricos o electrónicos que dejaron de funcionar o que ya no les damos más uso. Estos artefactos están compuestos, en general, de plásticos y metales, como aluminio, cobre, y también del tan famoso oro. Sin embargo, como vivimos en una era del consumo y el descarte, cuando hablamos de residuos de estos aparatos, conocidos como RAEEs, en vez de buscarle un nuevo uso o de reciclarlo, los tiramos.
Claramente, tanto la famosa obsolescencia programada como la fiebre del último modelo no ayuda. Y el ranking planteado por el Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos estima que lo que más se desecha son móviles, discos duros, CPUs, monitores en desuso, módems, impresoras, cables y televisores.
Y esto puede ser peligroso. La composición de los artefactos alcanza el 72% de materiales reciclables, 25% de materiales reutilizables y 3% de residuos peligrosos (tubos de rayos catódicos, plaquetas de circuitos integrados, gases de refrigeración, PCB). “Su acumulación afecta a la salud humana a través de la exposición a elementos tóxicos como el plomo”, cuenta un estudio de la entidad. Este también describe “efectos adversos para la salud, que van desde problemas en el parto, alteraciones en el desarrollo neurológico, problemas de aprendizaje, daños en el ADN, problemas cardiovasculares, respiratorios, enfermedades de la piel, entre otros, y contaminación el suelo, el agua y el aire”.
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) plantea que constituyen la corriente de desechos con mayor crecimiento en el mundo. Y que requieren un tratamiento especial por contar con elementos peligrosos. Su complejidad en el reciclado y su costo genera una necesidad urgente de un marco regulatorio adecuado ya que “constituyen un problema importante para el ambiente y la salud de la población”.
Según la organización Eco House, en el mundo cada año se descartan alrededor de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos. Entre los países más afectados por la basura electrónica que reciben más de la que emiten son: Etiopía, Ghana, India, Singapur y Malasia. La OIT revela que los países que más RAEES generan son Brasil (35%), México (20%), Colombia (8%) y Argentina (7%).
Sin embargo, si se analiza la generación de RAEE en términos relativos a la población de los países, los mayores productores son Chile (9,9 kg/hab) y Uruguay (9,5 kg/hab). “Estos niveles resultan moderados incluso si se los compara con países como Estados Unidos o Italia (22 y 17,8 kg/habitante/año, respectivamente)”. Otros datos surgen del reporte Tecnología para la acción climática en América Latina, de la Asociación GSMA y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), publicado en junio de 2018. Allí se registra a Uruguay como el país con mayor generación de residuos electrónicos por persona, con un promedio de 11 kg por persona por año.
Y el país con menor generación por persona es Nicaragua, con un promedio de dos kg de residuos electrónicos. “La media regional alcanzó alrededor de siete kg por persona por año, cerca de la media mundial (estimada en seis), pero considerablemente más baja que la de Europa (16 kg)”, detalla el documento. “Estas cifras en América Latina responden, posiblemente, a la práctica de reutilización de electrónicos. En la región, los dispositivos reusados se suelen regalar o vender, incrementando su vida útil”.
El Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos plantea que sólo son recuperados o reciclados el 5% del total. En general, el 50% de los celulares en desuso son almacenados en hogares e instituciones por desconocimiento sobre qué hacer con ellos.
4 tips para frenar la basura electrónica
- Adquirir productos eléctricos y electrónicos que prioricen el reciclado de ciertas piezas.
- Tratar de extender al máximo la vida útil de nuestros artefactos.
- Evitar cambiarlos si aún funcionan o arreglarlos, mientras se pueda.
- Es recomendable acercar nuestros artefactos electrónicos descartados a emprendimientos, fundaciones o programas que los reciban para refaccionarlos o reciclarlos. Hay que indagar en cada región.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de El País. Lee el original aquí]