Así contaminamos silenciosamente los océanos: más plásticos que peces en el mar

Nuestra vida está ligada al plástico. Desde que nacemos a que morimos; desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Mucho de este plástico termina en los contenedores de recogida selectiva. Otro, llega al mar a través de los ríos y torrentes. Ahí se degrada pasando de un macroplástico (como una bolsa o botella) a miles de microplásticos (aquellos inferiores a los 5 centímetros).
Y es que cada vez hay más plásticos en el mar mientras que su producción global no cesa de aumentar. “Se estima que en 2020 esta producción superará los 500 millones de toneladas anuales, lo que supondría un 900 % más que los niveles de 1980. Si los residuos plásticos no son correctamente gestionados o directamente se abandonan pasan a contaminar el medio terrestre y muchos llegan a los océanos a través de las vías fluviales”, asegura Julio Barea, portavoz de Greenpeace.
A día de hoy existen muchos tipos diferentes de plástico, algunos difícilmente reciclables. Polipropileno, presente en muebles de jardín y componentes de vehículos; polietileno con el que se fabrican microesferas de cosméticos o bolsas de plástico; PET con el que se fabrican prendas de ropa o botellas de envases; PVC o cloruro de vinilo en tuberías y ventanas. Todos ellos, una vez llegan al mar y por la acción solar se acaban disgregando.
Mucho de este plástico, ya convertido en pequeños fragmentos del tamaño de una lenteja, es ingerido por los peces que, tarde o temprano, acabarán llegando a nuestra mesa. Así lo puso de manifiesto una de las investigaciones llevadas a cabo por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) después del análisis de 212 peces de fondo de alto interés comercial. Se trató de 128 salmonetes de fango (Mullus barbatus), 72 pintarrojas (Scyliorhinus canicula) y 12 merluzas (Merluccius merluccius). Todos ellos capturados en el litoral español.
Se analizaron y se llegó a la conclusión que en 37 de ellos, casi en uno de cada seis, había presencia de microplásticos. Según apunta Juan Bellas, autor del artículo, “la presencia de microplásticos resultó mayor en salmonetes, seguido de las merluzas y las pintarrojas. Por regiones geográficas, la abundancia de plásticos se demostró mayor en peces capturados en el Mediterráneo, observándose una mayor incidencia en los salmonetes capturados cerca de Barcelona, seguidos por pintarrojas del Cantábrico y del Golfo de Cádiz”. El artículo indica que estas tres especies de peces suelen usarse como bioindicadores en el Programa nacional de seguimiento de la contaminación marina. A día de hoy, “no existen evidencias de efectos negativos en la salud humana, pero sería conveniente estudiarlo”, añade Juan Bellas.
Para reducir los plásticos en el mar podemos reducir su consumo en origen y reciclar aquellos que ahí terminan. Es la inciativa que, desde hace tres años lleva a cabo Ecoalf. Fue en 2015 cuando nació la iniciativa Upcycling the Oceans España consistente en el uso de todos aquellos residuos plásticos (redes incluidas) encontrados en el mar. En la iniciativa, donde participa también Ecoembes desde el año 2016, tiene contenedores en 33 puertos de España y cuenta con la ayuda de más de 450 barcos y de 2.000 pescadores. Hasta la fecha se han podido recuperar 250 toneladas de residuos que se encontraban en el mar.
Ecoalf también ha colaborado con SIGNUS para dar una segunda vida a los neumáticos en forma de prendas de vestir. El proyecto Recysole, que empezó en 2011, culminó con unas chanclas cuya suela se elabora a partir de material procedente de neumático fuera de uso. Para ello contaron con la colaboración del Centro Tecnológico del Calzado de la Rioja.