Así gestionan los problemas con la basura en el resto de Europa

Según datos de la Comisión Europea de 2014, los ciudadanos de la Unión produjeron en ese año 2,6 millones de toneladas de basura, entre ellos se contabilizan los industriales, hogar, construcción, entre otros. Como en todo lo que se refiere a Europa, las diferencias entre países son más que notables.
Cada español genera al año unos 450 kilos de basura anuales. Esto es, cada ciudadano produce algo menos de kilo y medio de residuos al día. Parece un record, pero no, los daneses y alemanes son los europeos que más porquería generan. Quizás sean las desventajas del capitalismo, del consumismo, de la capacidad productiva estos países. Cada danés produce 789 kilos al año, los germanos le siguen con 631 kilos. La media europea, según datos de Eurostat, el servicio estadístico europeo, ronda los 477 kilos. Eso si, estos países de gran generación de residuos presentan unos magníficos datos de gestión. El 44 y el 66 % de lo que generan va a reciclaje. Los países de la Unión que lidera este ranking de reutilización son Austria y Bélgica (56 y 53 por ciento respectivamente). Además, están a la cabeza en eliminación de vertederos, prácticamente están eliminados. Poco a poco están cada vez más cerca de alcanzar el proceso de economía circular, producción, consumo, recogida, reciclaje y reutilización. Han dicho adiós al modelo productivo de producir, consumir, destruir. El medio ambiente en el que vivimos todos lo agradece.
El impacto medioambiental de los procesos productivos y de la propia convivencia en sociedad ha cobrado mucha importancia. Basta con analizar algunos datos, como los que proporciona la empresa Ecoembes, especialista en el proceso de reciclaje en España. El impacto social del proceso genera unos 42.000 mil empleos y una reducción del impacto ambiental considerable, emisiones de CO2, ahorro de energía y de agua. En España se ha progresado mucho en el tratamiento de residuos. Cada vez es más complicado encontrar vertederos en medio del paisaje territorial y las campañas de recogida selectiva son más intensas y efectivas. Según datos de Ecoembes en su último informe anual publicado (2015), en España hay 200.618 contenedores azules, de papel y cartón y 366.339 amarillos, para envases de plásticos y bricks. En 2010 eran algo más de 172.000 azules y 333.000 amarillos. El resultado de estas mejoras, junto a los compromisos y apoyo de los distintos sectores, han llevado a datos que invitan al optimismo. El reciclaje de envases domésticos ha pasado del 70,3 % al 74,8, en un incremento constante. A eso hay que unir las buenas perspectivas empresariales, servicios de transporte, recogida, selección, transformación.
Las cuestiones del Medio Ambiente nos afectan a todos. En España tenemos un sistema de contenedores por colores consolidado y son habituales las campañas de sensibilización, educación y las propuestas integrales de las distintas administraciones. Todo indica que los caminos a seguir están más que marcados. No obstante, aún hay camino que recorrer. No está de más contemplar qué es lo que hacen nuestros vecinos.
- Suiza. Según los datos de Eurostat, cada suizo produce 725 kilos de por persona anuales. En sus prácticas de tratamiento de residuos existen unas políticas muy rígidas e inflexibles. Cada ciudadano toma conciencia de la necesidad de estos procesos de tratamiento selectivo de la basura. Los papeles a un lado, el cartón a otro. La pilas, los envases de vidrio y el cartón, también en sus respectivas bolsas. Nada queda sin concretar. A esto se unen controles sancionadores. El ciudadano utiliza bolsas que debe identificar con una pegatina en la que indica el pago de impuesto respectivo a la cantidad de basura que genera. Las multas por incumplir las normas son considerables. En Suiza, quien no tenga conciencia medioambiental tiene un problema.
- Alemania. Utiliza un modelo de reciclaje similar al español. Con contenedores por colores. Lo combina con un modelo concreto de depósito y devolución para envases de bebidas. Implica la instalación de una serie de máquinas que se encargan de recibir estos materiales. Su proceso es costoso.
- Suecia. Es otro de los modelos que tiene más éxito. El país genera energía en plantas conocidas como de “desecho de energía” (WTF). El resultado, según las estadísticas, es que el 99 por ciento de las basura se recicla para algún tipo de reutilización. El éxito de sus políticas están basadas en la concienciación ciudadana. Cada sueco se esfuerza personalmente en separar los residuos y depositarlos en su contenedor concreto. A esto se unen políticas recogida novedosas que implican a empresas, como la del sistema Returpack , para la devolución de envases de cervezas y refrescos. McDonald’s se unió a esta idea y regala una hamburguesa por cada 10 latas.
- Bélgica. Los belgas tienen unas técnica de reciclaje similar al de España, con contenedores por colores. Pero le añaden la curiosa iniciativa de las bolsas oficiales. Su precio varía según el tamaño, o sea, la cantidad de basura que se genera implica más o menos gasto. Quien no cumpla con estas normas se expone a una multa.
- Irlanda. Los irlandeses disponen del sistema de colores para sus contenedores, y hacen, además, una mezcla de sistemas suizo y belga, con bolsas específicas o pegatinas identificativas con el tipo de basura que hay en cada bolsa. Además reciclan el vidrio separado, según colores.
- Francia. Los galos también tienen una conciencia de reciclaje consolidada. Dos tercios de los envases van a reciclaje. Es un país que cuenta con unos 250 centros de clasificación de residuos unas dos mil empresas recicladoras. En este país, además del sistema contenedores, exigen que los productos con posibilidades de reciclaje estén perfectamente identificados.
- Italia. Utiliza un sistema de contenedores separados y de bolsas multicolor. Cada ciudadano debe informarse convenientemente del tipo de basura que va en cada bolsa. Quien no cumpla se expone a una multa.