Barbanza, la comarca que más vidrio recicla en Galicia
La población barbanzana ha demostrado en numerosas ocasiones que es una sociedad concienciada con distintas causas, y los últimos datos aportados por Ecovidrio, la entidad sin ánimo de lucro que se encarga de la gestión de los envases de vidrio en España, confirman que el medio ambiente se sitúa entre las preocupaciones de los vecinos. No en vano, la comarca está a la cabeza de Galicia en el reciclaje de recipientes de cristal. Las cifras hablan por sí solas. En los iglús verdes diseminados por los 11 municipios del área barbanzana se depositaron el año pasado más de dos millones de kilos de vidrio. Ese dato fuera de contexto puede no decir mucho, pero si se analiza qué supone para cada vecino de la zona el resultado es mucho más elocuente. Según la información recogida por Ecovidrio, de media, cada habitante deposita en los contenedores específicos 18,36 kilogramos de envases de cristal al año, una cantidad que se sitúa por encima de la media, no solo de la provincia y de Galicia, sino también el conjunto del Estado.
Las cifras de ámbito nacional alcanzan los 16,9 kilos por persona, mientras que en la comunidad gallega son 16,1. El dato provincial es ligeramente superior y alcanza los 17,1 kilogramos por residente al año. Sin embargo, pese a los buenos resultados que presenta la comarca en cuanto al reciclaje de vidrio (que tiene la ventaja de poder reutilizarse una y otra vez sin perder calidad) los municipios barbanzanos siguen una tendencia inversa a la del resto del territorio. Si en Galicia el volumen de cristal recogido se incrementó un 5,5 % en un año, en Barbanza, Muros y Noia se produjo un leve descenso, del 1,6%.
Las cifras de recuperación de este material empeoraron en seis de los 11 municipios y Outes fue el término que registró un mayor descenso (21.268 kilos menos). Con eso y con todo, los outienses siguen presentando el tercer mejor dato de la zona.Las 2.073 toneladas de vidrio depositadas en los iglús verdes del área barbanzana tienen además una repercusión directa en el medio ambiente. No en vano, el aprovechamiento de este cristal evita la emisión a la atmósfera de casi dos mil toneladas de dióxido de carbono, lo que, aproximadamente, equivale a retirar de las carreteras de la comarca cerca de medio millar de coches durante todo un año.