Cataluña: El nuevo contrato de la basura de Tarragona se licitará como muy tarde a principios de septiembre
El concejal de Neteja Pública, Jordi Fortuny, considera que la diferencia principal entre el actual contrato de la limpieza y lo que está elaborando el Ayuntamiento para licitarlo este año consiste en el hecho de que «ahora pagamos lo que tenemos contratado. A partir de ahora pagaremos el trabajo hecho, según la calidad de este trabajo».
Los técnicos municipales están terminando el borrador del proyecto del contrato de la limpieza que, una vez aprobado por el plenario municipal, saldrá a licitación como muy tarde a principios de septiembre. Una vez se haya adjudicado, entrará en servicio el 29 de abril de 2023, el día siguiente que haya concluido el actual contrato, vigente desde el año 2002.
El nuevo documento que ordenará las cuestiones de la limpieza pública de la ciudad «está muy bien hecho», según Fortuny, porque «rompe todos los vicios del contrato de 2002» y se aviene con las nuevas disposiciones de la Unión Europea. El contrato del próximo año está dividido en cinco lotes. El primero trata de la limpieza urbana, la recogida de basura y la educación ambiental. El segundo, de las playas, los caminos y los solares, y el tercero del centro de reciclaje, que tendrá que gestionar una empresa que sea un centro especial de trabajo. Los centros especiales de trabajo (CET) son empresas que aseguran un trabajo remunerado a las personas con discapacidad y garantizan su integración laboral. El objetivo de estos centros es productivo, como el de cualquier otra empresa, pero su función es social.
El lote número cuatro estará dedicado a la supervisión y el control de los anteriores, mientras que el quinto tendrá por objeto articular una plataforma ciudadana donde se explicará permanentemente cómo va la cuestión de la limpieza. El contrato, en total, consta de 300 páginas y 10 anexos. Otro aspecto que ha remarcado Fortuny es el de la descarbonización. Para cumplir este objetivo, la empresa adjudicataria tendrá que prestar el servicio con camiones de hidrógeno o eléctricos.
Otra de las particularidades que presentará el nuevo documento consiste en diferenciar la recogida de residuos en invierno y en verano. El concejal de Neteja Pública precisa que, mientras durante los meses de invierno la recogida se hace casi sin problemas, en verano «hay un aumento potencial de voluminosos en la calle», fenómeno que Fortuny atribuye al hecho de que durante los meses de calor los vecinos están mucho más tiempo en la calle, cosa que favorece conductas minoritarias incívicas.
De esta manera, la empresa que se haga cargo del trabajo tendrá que tener prevista esta circunstancia y adecuar sus servicios a las necesidades reales de la ciudad. Fortuny ha explicado también que una vez el expediente haya superado todos los trámites administrativos, incluida la autorización de la Generalitat, tendrá que ser debatido y aprobado por el plenario, cosa que previsiblemente pasará antes del verano.
A finales de julio o principios de septiembre, suponiendo que el mes de agosto suele ser inhábil, saldrá la licitación para que las empresas interesadas concurran. Al mismo tiempo, el concejal de Neteja Pública ha informado de que ha iniciado conversaciones con la oposición para informarles de todos los detalles relativos al contrato, y que hasta ahora «no he recibido ninguna negativa». El Ayuntamiento prevé, pues, poner en marcha un nuevo contrato de limpieza pública pensado sobre dos ejes: mejora de la gestión administrativa y modernización de los vehículos y medios de trabajo. «La nueva contratación nos tiene que ayudar a superar todas las limitaciones que sufrimos actualmente», añade Fortuny.
El actual contrato se firmó el año 2002, y ha ido incorporando varias prórrogas a lo largo de los años, y con cada prórroga, un aumento de precios por parte de la empresa adjudicataria. El resultado es que Tarragona paga un total de 17 millones de euros anuales por el servicio, siendo una de las ciudades más caras de Cataluña en este concepto, después de Barcelona y Sabadell. El precio del nuevo contrato todavía no está cerrado, porque depende del cálculo de la estructura de costes de los diversos servicios que se reclaman, pero el Ayuntamiento espera que no sea más caro que el actual y que presente un resultado mucho más eficiente.