Diseñan un robot con forma de pez que puede recoger microplásticos del agua
Los microplásticos se encuentran en casi toda la Tierra y pueden ser perjudiciales para los animales si se ingieren pero es difícil eliminar estas diminutas partículas del medio ambiente, especialmente cuando se depositan en los recovecos del fondo de los cursos de agua.
Dado que los microplásticos pueden caer en grietas y hendiduras, varios equipos experimentales han propuesto utilizar robots pequeños, flexibles y autopropulsados para llegar a estos contaminantes y limpiarlos. Pero los materiales tradicionales utilizados para los robots blandos son hidrogeles y elastómeros, y pueden dañarse fácilmente en los entornos acuáticos.
Investigadores de la Universidad de Sichuan, en China, han creado un robot pez activado por la luz que «nada» rápidamente, recogiendo y eliminando los microplásticos del entorno, según publican en la revista Nano Letters. La novedad de este nano robot es que está creado con un material inspirado en una sustancia natural: el nácar.
El nácar es fuerte y flexible y se encuentra en la superficie interior de muchos moluscos. Las capas de nácar tienen un gradiente microscópico, que alterna muchos compuestos minerales de carbonato de calcio y polímeros con un relleno de proteínas de seda. Inspirándose en esta sustancia natural, el investigador Xinxing Zhang y su equipo han creado una estructura gradiente similar para crear un material duradero y flexible para robots blandos. Los científicos unieron moléculas de beta-ciclodextrina a grafeno sulfonado, creando nanohojas compuestas. A continuación, incorporaron soluciones de las nanohojas con diferentes concentraciones en mezclas de látex de poliuretano.
Un método de ensamblaje por capas creó un gradiente de concentración ordenado de los nanocompuestos a través del material con el que el equipo formó un diminuto robot pez de 15 mm de longitud. Al encender y apagar rápidamente un láser de luz infrarroja en la cola del pez, ésta se agitaba, impulsando al robot hacia adelante.
El robot podía moverse 2,67 longitudes corporales por segundo, una velocidad superior a la de otros robots nadadores blandos y que es aproximadamente la misma que la del fitoplancton activo que se mueve en el agua. Los investigadores demostraron que el robot pez nadador podía absorber repetidamente los microplásticos de poliestireno cercanos y transportarlos a otro lugar.
El material también podía curarse a sí mismo después de ser cortado, manteniendo su capacidad de absorción de microplásticos. Debido a la durabilidad y velocidad del robot pez, los investigadores afirman que podría utilizarse para controlar los microplásticos y otros contaminantes en entornos acuáticos difíciles.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Ágora. Lee el original aquí]