El colector de Donostia queda limpio tras extraer 43 toneladas de toallitas en un mes
El 'monstruo' de toallitas que había atascado uno de los colectores principales de la red de saneamiento de Donostialdea ha desaparecido. O mejor dicho, ya está prácticamente vencido después de un mes de arduo e ingrato trabajo para conseguir extraer, poco a poco, las más de 40 toneladas de ese producto higiénico contra el que Aguas del Añarbe lucha en sus campañas. «No alimentes al monstruo», lleva meses advirtiendo a la ciudadanía para que no tiren por el inodoro las mencionadas toallitas.
Pero el mensaje aún no ha calado como debería. Y en esta ocasión, la 'bestia' ha alcanzado dimensiones descomunales, con más de 43.000 kilos -entre toallitas, lodos, arenas y otros residuos extraídos-, y decenas de metros de longitud en el primero y más compacto de los dos tapones encontrados, el que encendió las alarmas. Un gigante de desechos que ha requerido un esfuerzo ímprobo y medios especializados para reducir, hasta su eliminación, una severa obstrucción que ha obligado durante varias semanas a «aliviar» las aguas residuales a través de otro emisario de San Pedro que conduce las aguas al exterior de la bahía de Pasaia. En próximos días, cuando se eliminen los últimos residuos acumulados en el colector afectado, el de Herrera, se repondrá su normal funcionamiento. Y el caudal volverá a derivarse al mar a través del emisario submarino de Mompás, tras pasar por la depuradora de Loiola.
Los responsables de la Mancomunidad de Aguas del Añarbe no se aventuran aún a poner fecha exacta para esa vuelta a la normalidad. «Será en unos días», aseguran. Pero sí confirman que los dos grandes atascos detectados hace un mes han desaparecido. «No obstante, seguimos de forma denodada con las tareas de limpieza en la parte más alta de esa larga conducción de 3,5 kilómetros», matizó ayer el presidente de la Mancomunidad, Enrique Noain.
Unos trabajos que pretenden, ya metidos en harina, limpiar al máximo posible toda esta red de saneamiento: desde el colector, de 1,6 metros de diámetro, de donde se ha retirado la mayor cantidad de residuos; hasta el túnel, de 2,8 metros, que le precede. En ese tramo, a la altura del camino de Uba (Txomin Enea), trabajó ayer un equipo de cinco personas equipadas «por seguridad» con sistemas de respiración autónoma, aunque se trate de «un espacio más amplio y ventilado» que el colector.
Esa inspección, que se prolongó durante toda la mañana, finalizó esta vez con noticias positivas. «El túnel se encuentra en buenas condiciones», informaron fuentes de Aguas del Añarbe. Aunque los operarios especializados, añadieron, limpiarán en los próximos días algunos «restos de toallitas y de lodos» que se apelmazan sobre todo en el tramo del túnel más próximo «a la arqueta del camino de Uba», justo antes de que la cavidad se estreche y comience el colector de 723 metros que desemboca en el pozo de Herrera, uno de los tres que recogen las aguas de las tres conducciones que llegan a la depuradora de Loiola.
En uno de los extremos de esa conducción, es donde se detectó el pasado mes de septiembre un tapón de toallitas de unos 75 metros cúbicos de volumen, el equivalente a unos seis automóviles de diámetro. Una cantidad de residuos que una vez concluida casi la limpieza se ha multiplicado y ya equivale al volumen de cuatro o cinco autobuses, o de seis elefantes africanos adultos.
El problema se detectó hace un mes. Aguas del Añarbe advirtió del taponamiento del canal de saneamiento que transporta las aguas residuales de la zona de Pasaia, Errenteria, Lezo y Oiartzun desde la estación de bombeo de Herrera hasta la depuradora de Loiola, para su tratamiento antes de llegar al mar.
Se trataba de una enorme «masa compacta» que logró ser retirada en una semana. Pero la eliminación de esas primeras 20 toneladas de toallitas dejó al descubierto otro tapón, de menos dimensión, pero que obstruía igualmente la conducción unos metros más adelante. Los operarios, de una empresa especializada, continuaron con la extracción de los kilos y kilos de residuos acumulados, y durante estas semanas no solo han desatascado el tapón, sino que han limpiado los más de 700 metros de colector. Porque el problema de estas toallitas de base textil, recuerdan desde Aguas del Añarbe, no es solo que no se desintegran con la necesaria rapidez que exige la red de saneamiento, sino que además se enredan en otros residuos sólidos «como tubos o maderas» que se cuelan en el conducto, y van construyendo el temido 'monstruo'.
El de ahora ha sido el mayor conocido nunca por Aguas del Añarbe, aunque no es la primera vez que la mancomunidad afronta un problema similar. En 2013, también las toallitas, entonces generadas sobre todo por una residencia de ancianos localizada, provocaron atascos en los filtros de la red de saneamiento de Donostialdea. AMAIA CHICO