El contenedor marrón llega a Castellón
El Ayuntamiento de Castellón pone hoy en marcha una prueba piloto para testar la recogida de residuos orgánicos. La presidenta de Reciplasa y concejala de Participación Ciudadana, Ali Brancal, y el concejal de Ordenación del Territorio, Rafa Simó, presentaron el proyecto la semana pasada para evaluar la implantación del quinto contenedor en la ciudad de Castellón.
Este proyecto piloto, que cuenta con un presupuesto que ronda los 100.000 euros financiados por Reciplasa, abarcará medio centenar de calles repartidas en tres distritos diferentes de la ciudad. Así, se pondrá en marcha de forma experimental en el centro histórico, en un área con una población de 3.956 personas; en una zona del distrito Norte, con una población de 1.451 personas y en el distrito Oeste, en una zona del Raval Universitari con una población estimada de 2.244 personas, según ha explicado Simó.
Se han instalado un total de 56 contenedores, y se han repartido cubos en los domicilios para que los ciudadanos depositen los residuos orgánicos. La prueba piloto se prolongará durante seis meses y permitirá evaluar la aceptación o no de este tipo de recogida selectiva de residuos en origen, que se suma a las de plástico, vidrio y cartón.
Además del reparto gratuito de cubos para separar los residuos orgánicos en origen, el Ayuntamiento de Castellón, a través de la empresa adjudicataria del servicio, también realizará una campaña informativa entre los vecinos con el reparto de dípticos explicativos sobre la importancia del reciclaje y con información práctica sobre qué se consideran residuos orgánicos y qué no. Los contenedores también dispondrán de pegatinas en los que se podrá consultar qué tipos de desechos pueden tirarse al contenedor y cuáles no.
Así, en el cubo marrón deben depositarse restos de comida cocinada o no (carne, pescado, cáscaras, fruta, verdura y alimentos caducados), restos de café e infusiones, restos de jardinería y papel con restos orgánicos. Lo que no debe tirarse en este contenedor son envases, vidrio, papel, cartón, colillas y restos de cigarrillos, pañales, compresas o excrementos.
El concejal de Ordenación del Territorio destacó la importancia de incorporar como un hábito más la separación en origen de los residuos orgánicos puesto que suponen entre el 40% y 50% de la basura que acabamos tirando al contenedor común”. Simó añadió que “si cogemos el hábito de separar los residuos orgánicos conseguiremos tres cosas muy importantes: mejorar el reciclaje, mejorar la limpieza de nuestra ciudad y crear compost, un adobe muy nutritivo y barato que serviría para alimentar los jardines de la ciudad y los campos de cultivo”.