El despilfarro alimentario supone entre el 8 y el 10% de las emisiones mundiales: así puedes evitarlo
El derroche forma parte de nuestra sociedad y, aunque muchas veces no lo percibimos como tal, es un problema que afecta de forma muy negativa al planeta. Consumimos más de lo que necesitamos y llenamos los contenedores de residuos que agravan aún más la huella de carbono que generamos, es decir, la cantidad de CO2 que mandamos a la atmosfera cada año.
Una de las formas de desperdicio más importantes es el alimentario. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que el despilfarro de alimentos genera 3.300 millones de toneladas de CO2 (entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales), cuya producción consume 250 km³ de agua y que se emplea el 28% de la superficie agraria del planeta.
El punto 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que hace referencia a la producción y al consumo responsable, tiene como uno de sus principales metas reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en todas sus fases para 2030: desde la producción, a la comercialización y el consumo final. Por lo tanto, para combatir esta problemática es necesaria la actuación de todos los actores implicados y, cualquier acción, por pequeña que sea, siempre suma.
La situación en España y Cataluña no es mejor que en el resto del mundo. Durante el año 2020 se desperdiciaron 1.363 millones de kg de alimentos en los hogares españoles, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). El 75,3% derrocharon comida y solo uno de cada cuatro hogares no lo hizo. En el caso de Catalunya, la Generalitat calcula que se despilfarran cada año más de 260.000 toneladas y que el 58% se produce en los hogares.
Uno de los datos más impactantes del estudio del MAPA es el que hace referencia a la comida que se tira a la basura sin haberse tocado: 1.038 millones de kg. De esta cantidad, los productos frescos como las frutas (32,1%), las verduras y hortalizas (13,6%) o el pan (4,8%) son los que más se derrochan.
8 consejos para reducir el desperdicio de alimentos
Los patrones de consumo, viendo los datos, son los causantes del derroche de alimentos en los hogares. Y, en este sentido, con algunos pequeños cambios en nuestros hábitos de compra se podría mejorar la situación. Desde Ametller Origen destacan 8 consejos útiles que evitarían una parte importante del desperdicio alimentario en casa:
- Revisar la nevera: No compres alimentos que ya tengas y que no te dará tiempo a consumir.
- Planificar el menú semanal: Con esta acción se comprará lo necesario para pasar la semana, aprovechando todo lo que se adquiera.
- Comprar sin hambre: Un estudio elaborado por las universidades del Sur de Carolina y Minnesota demostró que con hambre gastamos un 60% más cuando vamos a la compra. El problema es que se trata de productos que no necesitamos.
- Dar prioridad a alimentos con fecha de vencimiento próxima: Los productos con fecha de vencimiento próxima, normalmente situados en primera fila de la estantería o las neveras, también son aptos para el consumo. La única diferencia es que hay que consumirlos antes. Con ello se evita un 5% del desperdicio alimentario, que es el que se produce en las tienda
- Utilizar bien la nevera: El orden y la limpieza son fundamentales. Cada apartado de la nevera está destinado a un tipo de producto. Por ejemplo, los platos cocinados van en la parte más alta y la fruta y la verdura en los cajones.
- Reaprovechar las sobras: La creatividad es una de las bases de la cocina. Si te sobra comida, puedes preparar otros platos deliciosos y evitar que acaben en la basura
- Calcular las raciones: Muchas veces pecamos demasiado con el famoso “mejor que sobre”. Es importante cocinar aquello que vamos a comer y, si al final sobra mucho, existen opciones como reaprovecharlo al día siguiente o congelar el plato.
- Controlar las etiquetas: En Europa se desechan 8,8 millones de toneladas de alimentos porque ha pasado la fecha de caducidad o la de consumo preferente. En el caso de la segunda, por ejemplo, algunos productos se pueden seguir consumiendo si se han conservado bien.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Periódico. Lee el original aquí]