El vertedero de Mutiloa ya está listo para recibir la basura de toda Gipuzkoa

El vertedero Lurpe de Mutiloa recibió la semana del 12 de marzo el permiso del Ayuntamiento para acondicionar su planta de residuos industriales y según fuentes cercanas a la empresa Cespa, propietaria de la infraestructura y perteneciente al grupo Ferrovial, la instalación ya cuenta con su parcela adaptada para albergar también residuos sólidos urbanos.
La firma especializada en gestión medioambiental ha instalado las celdas necesarias para recibir la basura de los hogares guipuzcoanos y está en disposición de activar la solución transitoria encontrada por la Diputación de Gipuzkoa para dar una salida a la fracción resto del territorio hasta que esté disponible la incineradora de Zubieta -previsiblemente en otoño de 2019-. La solución técnica, en cuanto a ubicación e impermeabilización de las nuevas celdas, ya se ha completado y faltan ahora las últimas autorizaciones del Gobierno Vasco, la Diputación y Gipuzkoako Hondakinen Kontsortzioa (GHK).
Desde que en diciembre Lapatx cerrara sus puertas, no había lugar donde verter basura en el territorio
Mientras tanto, ya se está organizando la logística del transporte que llevará hasta la localidad goierritarra el residuo de toda Gipuzkoa y queda también pendiente la coordinación con los ayuntamientos de la zona. El Consorcio de Residuos de Gipuzkoa ya les manifestó tras la adjudicación del servicio a la empresa Cespa, en octubre del año pasado, que existe una pretensión de emplear para el transporte de residuos camiones de mayor tonelaje para reducir la cantidad de vehículos movilizados. A falta de definir un despliegue, se prevé que sean unos 15 los camiones que diariamente tengan que verter basura en la planta de Mutiloa.
El «servicio de tratamiento de vertidos correspondientes a la fracción resto» se adjudicó a la firma de Ferrovial por valor de 24 millones de euros, estableciendo que la planta Lurpe recibirá 102.000 toneladas anuales durante los próximos tres años, es decir, el 63% de la fracción resto generada por todos los guipuzcoanos.
La búsqueda de destinos donde poder depositar la basura de los guipuzcoanos se ha convertido en un problema de primera dimensión para el departamento de Medio Ambiente de la Diputación, máxime teniendo en cuenta que el acuerdo con el vertedero cántabro de Meruelo -el único disponible hoy por hoy- expira a final de año.
El Consorcio de Residuos siempre ha otorgado especial valor a la alternativa de Mutiloa por ser la menos nociva con el medio ambiente -ahorra muchos kilómetros de camiones destino a Cantabria- y la más barata en cuanto al precio del vertido, de 60 euros por tonelada (25 menos que lo que cobran en Meruelo). Las estimaciones forales cuantifican en 3,5 millones el ahorro anual por reorientar lo que se envía a Meruelo a la planta de Mutiloa.
Necesaria otra alternativa
No obstante, aunque la alternativa de Mutiloa aporte una válvula de escape al acuciante problema de falta de infraestructuras de Gipuzkoa, las necesidades estimadas de tratar 160.000 toneladas anuales no quedan del todo cubiertas con la planta goierritarra. La Diputación debe hallar otra instalación que pueda albergar entre 50.000 y 60.000 toneladas de residuos a partir de 2018.
De hecho, fuentes forales ya han reconocido que se han iniciado los contactos para conseguir alguna otra solución provisional, conversaciones que se mantienen en la más absoluta discreción dada la dificultad de la operación y la mala reputación de la gestión de los residuos en Gipuzkoa. Prueba de ello ha sido el convenio frustrado con la Mancomunidad de la Ribera de Navarra para llevar la fracción resto a Tudela. El acuerdo alcanzaba a la planta de El Culebrete, pero no ha sido posible encontrar otra instalación que aceptara la basura que saliera de su nave de tratamiento mecánico-biológico.
La opción de la planta Lurpe de Mutiloa surgió después de meses de intensa búsqueda de soluciones temporales -hasta que se construyera la incineradora-, en los que la planta industrial de Epele, propiedad de la mancomunidad de Debagoiena -con m ayoría del PNV-, fue el primer objetivo. Los gestores de esta instalación pública no accedieron a la posibilidad de acoger los residuos de todo el territorio, y GHK recurrió a la empresa privada a través de un proceso de licitación al que solo concurrió Cespa como propietaria de la planta de Mutiloa.
GAIZKA LASA