Emasesa realiza en Sevilla inversiones y acciones de concienciación para reducir el perjuicio de las toallitas húmedas
La Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla (Emasesa) ha puesto en marcha acciones de concienciación ciudadana e inversiones para reducir los efectos negativos de las toallitas, a la par que ha acometido en los últimos tres años una inversión superior a los 3,5 millones de euros para la sustitución de los sistemas de eliminación de residuos de las estaciones de bombeo de aguas pluviales más importantes de Sevilla y su área metropolitana.
Con este esfuerzo, la empresa pública de aguas indica en un comunicado que pretende minimizar los efectos negativos que provoca el hecho de arrojar residuos como las toallitas húmedas al inodoro, un "hábito doméstico que ocasiona atascos y otras incidencias nocivas sobre el sistema de saneamiento, que, en el caso de Sevilla, supone un coste que puede llegar a los seis millones de euros al año". A través de esta inversión, Emasesa incrementa en un 300% la capacidad de extracción de estos elementos de las aguas residuales y pluviales, lo que se traduce en "una mejora sensible en el medio ambiente evitando que estos residuos lleguen al cauce receptor con las aguas de lluvia".
Esta mejora se suma a las que se han venido produciendo desde 2010. Desde entonces, se han sustituido también estos sistemas en las estaciones depuradoras de aguas residuales con una inversión de más de un millón de euros, lo que ha permitido aumentar la eliminación de residuos, que tienen un alto porcentaje de toallitas (en torno al 50%), llegando a recogerse en el último año una cifra superior a las 1.000 toneladas.
A estas inversiones se suman las continuas campañas que Emasesa, como empresa pública responsable de la gestión del ciclo integral del agua y dentro de su compromiso con la ciudadanía, viene realizando con el objetivo de evitar que se arrojen toallitas.
Emasesa explica que el mal uso de las toallitas húmedas y la práctica de eliminarlas a través de las redes de saneamiento está suponiendo un perjuicio medioambiental y económico cada vez más importante, ya que al contrario del papel higiénico una toallita puede llegar a tardar en degradarse, de forma natural, hasta 600 años, pues en bastantes casos son fibras sintéticas no tejidas, que tienen una resistencia muy elevada a la humedad y esta composición hace que tarden mucho tiempo en dispersarse en el agua. "Las toallitas húmedas se han convertido en un problema para la red interior de saneamiento no solo de las viviendas sino, en general, de las instalaciones públicas que posibilitan que las aguas fecales sean conducidas hasta las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR)", añade.
Desde hace unos años, Emasesa está llevando a cabo una campaña de concienciación en sus canales de comunicación llamada #LasToallitasAlCubo que cuenta con diferentes mensajes que proporcionan una información detallada sobre las consecuencias de esta acción y recomendaciones a seguir para sensibilizar a la ciudadanía y disminuir el fuerte impacto negativo que esta conducta provoca. A pesar de que algunas toallitas son biodegradables, la evidencia es que al sistema le cuesta mucho trabajo asimilar este tipo de residuos, debido a que no se deshacen en el agua y suelen estar compuestos por un conglomerado de fibras que, al contacto con el líquido, pueden aumentar de tamaño y descomponerse en hilachas.
Junto al vertido de toallitas al inodoro, Emasesa también llama la atención sobre otros malos hábitos que tienen consecuencias muy negativas para la conservación de la red como el de arrojar otros elementos al inodoro como compresas, pañales, tampones y preservativos.Cabe destacar también el daño que producen los bastoncillos, ya que son elementos que se enredan fácilmente con otros residuos formando acumulaciones que generan atascos. Igualmente, la acción de arrojar medicamentos a la red resulta muy perjudicial por su gran carga química y su dificultad de depuración.
Desde Emasesa, se recomienda habilitar papeleras junto a los inodoros para evitar este mal hábito que afecta tanto al saneamiento doméstico como, en general, a toda la red. "Estos malos hábitos acarrean importantes consecuencias para el medio ambiente, incrementando los gastos de mantenimiento y, por tanto, un aumento del importe de la factura de agua. Además, produce un deterioro del proceso que permite el normal desarrollo del ciclo integral del agua", indica.