Grenoble: así funciona la ciudad sostenible donde se aprovecha absolutamente todo
Cuando Grenoble se hizo con el título de Capital Verde Europea 2022 fue, entre otras razones, por su capacidad para convertir en fuente de energía muchos de los residuos que en otras ciudades acabarían en el vertedero, como son los restos de alimentos o de poda. Hasta de las aguas residuales obtienen biogás en una planta local de tratamiento. La ciudad francesa es un claro ejemplo de cómo la economía circular puede dar nueva vida a los residuos orgánicos para reducir la huella de carbono.
El ayuntamiento de Grenoble propone, incentiva e impulsa medidas para que sus vecinos puedan incorporar la economía circular a su vida diaria. Como es el caso de las campañas "En sus marcas, listos, ¡a compostar!" o "Tirar menos, seleccionar más", que han logrado que más de la mitad de sus vecinos depositen sus restos de comida en el contenedor de residuos orgánicos o, incluso, los conviertan en abono natural con sistemas de compostaje domésticos. Este compost tiene, después, una nueva vida en las macetas, jardines, huertos urbanos y hasta en los campos de cultivo cercanos a la ciudad. Además del habitual reciclaje de cartón, vidrio y envases, la ciudad aprovecha los lodos de su planta de tratamiento de aguas residuales para generar biogás, un tipo de combustible renovable que permite mover más de 100 autobuses urbanos.
El Pacto Verde Europeo no se anda con medias tintas: para 2030 los países miembros deberán reducir hasta el 55% sus emisiones de gases de efecto invernadero. Luchar contra el cambio climático y, a la vez, seguir generando industria y empleo, es un binomio posible si hablamos de biocombustibles.
Este camino es, precisamente, el que siguen en Perseo Biotechnology, que utiliza residuos orgánicos de diferente naturaleza para producir bioetanol, biofertilizantes, bioplásticos y biogás en su planta de L'Alcudia (Valencia). “Obtenemos bioenergía que puede ser utilizada por aquellos que han generado esos residuos”, explica Caterina Coll, ingeniera y CEO de Perseo Biotechnology y experta en economía circular.
Para dar una segunda vida a los residuos, como hace Perseo, se debe partir de una correcta separación y clasificación. En el caso de residuos alimentarios, su lugar es el contenedor marrón. Para su tratamiento es necesario “contar con infraestructuras donde identificarlos y clasificarlos correctamente, e implementar procesos industriales, de gasificación, pirólisis o fermentación para, por ejemplo, convertir esos desechos en biometano”, apunta Jaime Martín Juez, de la división de Transformación Industrial y Economía Circular en Repsol.
Nueva vida para la basura con un doble mensaje: todo se puede reutilizar, y con investigación y tecnología es posible descarbonizar y seguir creando empleo gracias a una nueva industria.