Impuesto al plástico: apostar por la sostenibilidad
El mundo del reciclaje de plástico se encuentra ante el que posiblemente sea su mayor punto de inflexión desde que el uso de este material se extendió y generalizó en nuestras sociedades. Desde el 2018 se suceden varios cambios normativos que afectan a los pilares de gestión del flujo de plásticos: se publicó la directiva de plásticos de un solo uso, ha cambiado la metodología de medición de los objetivos de reciclado y vamos por la segunda revisión en cuatro años de la Directiva de envases (va a pasar a convertirse en Reglamento de directo cumplimiento). El detalle y los impactos de estas reformas podrían darnos para escribir una enciclopedia. Es importante remarcar que estos cambios normativos afectan a los objetivos de eliminación, reducción, reciclado e introducción de material plástico reciclado y a la propia metodología de medición de estos objetivos.
Lo que se intenta es marcar el camino hacia una gestión más sostenible del plástico. Actualmente el porcentaje de plástico que se recicla en nuestro país es inferior al 30% (según la nueva metodología de medición de objetivos) - inferior al objetivo de reciclado del 50% para los residuos de plástico que marca la normativa para el 2025-. Este porcentaje parece que no es suficiente para asegurar la cantidad de material necesario para cumplir con el porcentaje de incorporación de plástico reciclado en los envases según la normativa hasta el 2030 por los diferentes usos que puede tener el plástico reciclado (textil, material de construcción, etc.). Esta situación puede complicar el aprovisionamiento y la planificación de la cadena de suministro del mercado de envases de plásticos.
Los cambios normativos, además, buscan aplicar todas las herramientas posibles para asegurar el cumplimiento de los objetivos: desde el 1 de enero del 2021 existe una contribución al presupuesto (presupuesto de la Unión Europea 2021-2027) de la unión europea de cada estado miembro por cada porcentaje de plástico no reciclado por debajo del objetivo (800 euos tt). En este contexto España ha diseñado una doble estrategia para asegurar la correcta gestión de los plásticos: el Impuesto sobre los Envases de Plástico no Reutilizables y el Impuesto de vertido. El primero grava el uso de plástico virgen en la fabricación de envases de plástico (450 euros/t) y el segundo grava la entrada de residuo a vertedero (con o sin tratamiento previo, de 30a 40euros/t).
Estos impuestos presentan dos excepciones claras: la tonelada de plástico reciclado que se incorpora a la fabricación de un envase de plástico no paga el impuesto y la tonelada de residuo que no entra en vertedero (se recicla) tampoco la paga. Es decir, que el criterio de sostenibilidad puede evitar el pago de los impuestos. El objetivo es generar una industria de reciclado que permita reducir el consumo de materia prima virgen a la vez que se cambian los patrones de producción, adoptando soluciones que aborden su ciclo de vida completo, incluyendo el diseño, la producción y la eliminación; soluciones sostenibles y medioambientalmente responsables.
Esta situación supone un impulso totalmente necesario para fomentar el reciclaje de plástico. Una iniciativa que algunos profesionales del sector llevábamos años esperando y que ahora acogemos con los brazos abiertos. El objetivo del tributo es generar el diferencial económico a favor de los productos reciclados para que puedan competir en el mercado en las mismas condiciones técnicas y de suministro que las materias primas originales. Esto es un reto para todo el sector que ahora se ve en la tesitura de gestionar una situación completamente nueva, con nuevas obligaciones formales en todos los pasos de la cadena de valor.
Ya se puede apreciar como los sectores de la química, los plásticos y la construcción están promoviendo, desde hace meses, la creación y el desarrollo de un nuevo Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) para los envases industriales y comerciales, con el objetivo de que estas empresas puedan cumplir con la legislación de la manera más eficiente posible. Además los municipios están revisando sus modelos de recogida selectiva para asegurar la mayor captación posible de residuos de envases que permitan llegar a los objetivos de reciclado.
Entre todos, debemos sumar esfuerzos y contribuir a que los residuos que generamos se conviertan en recursos, fomentando el desarrollo sostenible de las industrias y de la sociedad, mediante técnicas de economía circular como el reciclaje o la creación de nuevos recursos derivados de aquellos residuos plásticos que no se pueden reciclar. Desde Veolia estamos a disposición del sector para poner todas nuestra capacidades y conocimiento acumulado en las más de 600.000 toneladas de plásticos recicladas a nivel mundial (más del 10% en España) introducidas como materias primas secundarias en el ciclo productivo. En octubre del 2022 lanzamos nuestra marca Plastiloop para ofrecer al sector las mejores especificaciones técnicas y garantías de suministro para asegurar el cumplimiento de los objetivos a un coste eficiente.
AUTOR: Rafael Sánchez, Director de Residuos en Veolia
[Este contenido procede de El Economista. Lee el original aquí]