Que las frutas y las verduras son sanas ya lo sabíamos, pero ahora hemos descubierto que también pueden ser muy divertidas para los niños o al menos lo que se puede fabricar con ellas. Es lo que ha conseguido el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio (AIJU) de Alicante, reutilizar residuos agroalimentarios de hortalizas como hojas de acelgas, lechuga o brócoli y cítricos que, en forma de aditivos concentrados, son aplicados a los plásticos empleados para la producción de juguetes. Los resultados son muy positivos, ya que estos aditivos permiten que los juguetes sean menos inflamables, tienen un efecto antimicrobiano, además de que los colores son más estables y duraderos en el tiempo.

Una innovación que permite reutilizar gran cantidad de desechos, a la vez que consigue hacer más sostenible y responsable con el medio ambiente a la industria del juguete. “Es el primer paso de muchos para facilitar la contribución del sector a una trayectoria hacia la sostenibilidad real y ello es realmente necesario ante la limitación de los recursos del planeta y el sobreconsumo instaurado en esta sociedad”, ha explicado María Jordá, responsable técnica del proyecto en AIJU.

Las hortalizas, frutas y tubérculos suponen entre un 40 y un 50% de los desperdicios en alimentación y un problema medioambiental de grandes dimensiones. Solo en España se desperdician 176 Kg de alimentos anuales per cápita. La industria de la transformación de alimentos desecha el 39%, el comercio un 14%. Y el sector de la restauración y los hogares despilfarra un 42%.

De modo que el concepto de economía circular requiere que estos residuos se reutilicen en aplicaciones como esta, que aportan a los productos y a la sociedad un alto valor añadido. Y es lo que ha conseguido el proyecto BioMat4Future y por el que ya se han interesado de momento 14 empresas jugueteras, de las que siete ya están trabajando en la incorporación de estos aditivos a los procesos de producción.

[Esta noticia fue publicada originalmente en Nius. Lee el original aquí]