La belleza deja residuos: 5 tips para reciclar cosméticos
La industria cosmética produce unos 120 mil millones de envases de plástico al año en todo el mundo, según datos del proyecto Zero Waste Week (y eso sin contar otros materiales habitualmente empleados). De esa elevadísima cifra, un alto porcentaje no se recicla y termina convirtiéndose en desperdicio. Y no es de extrañar, si tenemos en cuenta cómo son muchos de los packagings de productos en los que no solo cuenta el propio frasco, sino también otros elementos como la caja o el plástico exterior, que en realidad no son necesarios a la hora de preservar o comercializar el cosmético en cuestión. La contaminación producida tiene muchas formas, pero la clave reside en que es trabajo tanto de las marcas como de los consumidores tomar decisiones conscientes a la hora de elaborar sus envases las primeras; y a la hora de comprarlos los segundos, para atacar el problema de raíz.
Por la parte que le toca a las marcas, de momento en nuestro país tenemos el Proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, remitido recientemente del Consejo de Ministros a las Cortes, que “será clave para hacer posible la transición hacia un modelo de economía circular en nuestro país. Entre las novedades, la incorporación de tarifas ecomoduladas para las empresas que ponen envases en el mercado; así, las empresas que incorporen criterios de ecodiseño que faciliten su durabilidad, reparabilidad, reciclabilidad, reutilización y que no contengan sustancias peligrosas pagarán menos que las que no incorporen criterios ambientales en sus envases. Con ello, se integra el concepto de ‘quien contamina, paga’”, explica Elena Ruiz, Coordinadora del Grupo de Acción de Economía Circular de Forética. Además, de aprobarse esta medida, también sería obligatorio que se incorporase al menos un 25% de material reciclado en los envases de plástico a partir de 2025, y el 30% a partir del 2030.
Sin embargo, esta no es la única cuestión importante, y es que tal como resalta Ruiz, lo verdaderamente importante es tener en cuenta todo el ciclo de vida del producto. Por ejemplo, si para fabricar un cosmético con plástico reciclado hace falta mover esta materia prima de una punta del mundo a otra, la huella de carbono que genera ese desplazamiento puede ser mayor que lo ganado al emplear ese material reciclado. Y eso solo hablando del packaging, porque aunque éste sea lo más sostenible posible, hay que tener en cuenta de dónde provienen sus ingredientes, si han sido obtenidos de forma ética y responsable… Por eso, hay que analizarlo como un todo, algo que algunas firmas cada vez exponen de forma más clara en un intento por aportar más transparencia a sus consumidores.
Pero, ¿qué podemos hacer por nuestra parte? Además de demandar a las marcas responsabilidad y transparencia en este sentido (apoyando aquellas que cumplan con los criterios de sostenibilidad necesarios), hay ciertas cosas que como consumidores podemos hacer para reducir el desperdicio generado por nuestra rutina de belleza.
1. Busca envases ecodiseñados
Antes de generar ningún desperdicio, es importante fijarnos en qué tipo de envase estamos adquiriendo, fijándonos en que sean packagings ecodiseñados, es decir, aquellos que han sido elaborados teniendo en cuenta los principales estándares de sostenibilidad. En este aspecto podemos fijarnos en varios detalles, empezando por el tipo de materiales empleados, ya sea escogiendo materiales menos contaminantes o más fáciles de reciclar (como el cartón o el aluminio), o que incorporen un alto porcentaje de materias primas recicladas para darles una segunda vida. Además de esto, es importante que sean envases monomateriales en lugar de polimateriales, o en otras palabras, cuantos menos elementos diferentes combine el frasco, mejor, ya que nos facilitará mucho la tarea a la hora de tirarlos al contenedor de reciclaje adecuado.
2. Recicla todo
Tal como cuenta Elena Ruiz, muchas veces el problema no es que un producto no se pueda reciclar, sino que el consumidor se olvida de ello, en ocasiones por el propio tamaño del cosmético (el contorno de ojos, muestras de producto…). “En la mayoría de los países, los consumidores clasifican mucho menos los envases de cosméticos que los de alimentos. Esto se debe al hecho de que los contenedores de reciclaje apenas están presentes en nuestros baños y, además, los consumidores son menos conscientes de lo que puede y debe clasificarse”, apunta Irma Ugarte, marketing & commerce director de Sephora, la plataforma multimarca de belleza que hace unos meses implantó su propio sistema de recogida de envases. ¿Las máximas que debes recordar para reciclar?
- Todo envase se puede reciclar, por muy pequeño que sea.
- Limpia en la medida de lo posible el frasco antes de tirarlo al contenedor adecuado.
- Separa los diferentes materiales (siempre que se pueda) y echa cada uno en el contenedor indicado. Recuerda: cuanto mejor sea su ecodiseño, más fácil será reciclarlo.
- Si tienes dudas sobre si un material se puede reciclar, siempre puedes llevarlo al punto limpio
3. Programas de recogida de residuos
Si la separación de los materiales del frasco te parece demasiado complicada, no sabes exactamente dónde debes tirar cada uno o no quieres complicarte la vida, una solución puede ser apostar por marcas que incorporan su propio programa de recogida. Es el caso de firmas como Kiehl's o Lush, que llevan ofreciendo durante años esta opción en sus tiendas y recompensando a sus clientes por ello, o más recientemente Sephora, que recoge en tienda los envases de todas las marcas que venden en sus espacios, una buena opción para aquellos cosméticos más complicados: “El primer problema para reciclar los productos es que, especialmente en el maquillaje, las piezas pequeñas de diferentes materiales son difíciles de capturar en centros de clasificación, por eso son útiles algunos sistemas de recogida específicos. El segundo problema es que algunos envases de maquillaje son en realidad los productos completos después de su uso. Por ejemplo, la máscara de pestañas puede estar hecha de más de cinco materiales diferentes muy difíciles de separar una vez utilizado. En el caso de Sephora, como la clasificación es parcialmente manual, podemos separar los materiales con más precisión que una máquina clasificadora”, explica Ugarte.
4. Apuesta por el rellenado
Una alternativa aún más sostenible que el reciclaje es la apuesta por la economía circular que están realizando ya algunas marcas. En este caso, se trata de reutilizar los envases con el mismo fin con el que fueron diseñados. La firma Freshly Cosmetics ya ofrece la posibilidad de rellenar algunos de sus productos en sus tiendas, pues “nos permite reducir el impacto en cuanto a los envases usados y fomentar la sostenibilidad, también es una acción que muchos clientes nos han pedido. Actualmente, cada mes se realizan más de 80 refills en cada una de nuestras tiendas”, cuenta Pol Martínez, retail project manager de la marca. Otras marcas como L'Occitane o la lína de cabello de P&G (como Herbal Essences o H&S) venden refills (con envases más fáciles de reciclar) en sus tiendas y webs para muchos de sus cosméticos, de manera que el desplazamiento no es obligatorio.
5. Una última opción: el zero waste
Si ninguna de estas opciones te parece suficiente, siempre puedes recurrir a la cosmética zero waste, es decir, aquella que prescinde por completo de envases o, como mucho, emplea cajas de cartón para envolver sus productos, normalmente de cosmética sólida. Al fin y al cabo, el residuo que menos contamina es aquel que no existe.
[Esta noticia fue publicada originalmente en Vogue. Lee el original aquí]