Polémica alrededor de la prohibición de las bolsas de plástico en Marruecos
La nueva normativa, aprobada por las dos cámaras del Parlamentos en noviembre de 2015, prohíbe la producción de todo tipo de bolsas plásticas (excepto las de uso industrial y agrícola o las de desechos), su importación, exportación y comercialización, y establece sanciones y multas para los infractores.
Según las cifras del Ministerio de Industria, Comercio e Inversión, Marruecos es el segundo consumidor mundial de las bolsas de plástico, después de Estados Unidos, con 26.000 millones de bolsas anuales, lo que supone que el consumo per cápita de bolsos llega a 900 bolsas. El ministerio añade que 120.000 toneladas de plásticos no recuperables acaban cada año en la basura sin el menor control, afeando así el paisaje de todo el país.
Resistencia cultural, costo social
La campaña tiene en paralelo otra de sensibilización en las redes sociales y en las televisiones, que anima a usar alternativas como las bolsas de papel, las tradicionales cestas de mimbre o esparto y los carros de compra.
La principal resistencia a la nueva política puede ser cultural, pues entre el consumidor marroquí está muy arraigado el hábito de envolver sus diferentes compras en bolsas de varios tamaños y colores, que son ofrecidas sin costo alguno por los comerciantes en zocos y tiendas de barrio.
Pero está además el costo social: los profesionales del sector del plástico, que genera un volumen de negocios anual de alrededor de unos 1.000 millones de euros rechazan la medida por considerarla injusta y porque a ellos no les han dado alternativas. Más de 850 empresas trabajan en este sector y emplean a 50.000 personas que serían perjudicadas con la nueva medida.
Más de 200 trabajadores del sector del plástico se congregaron estos días frente al Parlamento para pedir una moratoria de la entrada en vigor de la nueva ley con el fin de encontrar alternativas para las empresas del sector de plástico.
“La ley 77.15 no toma en cuenta de forma seria la dimensión social a la hora de su aplicación. Esta normativa entra en vigor el 1 de julio y a partir de ese día las empresas cerrarán sus puertas”, dijo el representante de la coordinación nacional de los profesionales del sector de plástico, Aziz Darwich, en declaraciones a la prensa.
El Ministerio de Industria indicó recientemente que piensa orientar la actividad del sector de plástico hacia la fabricación de sacos biodegradables que apoyará con un presupuesto de subvenciones de 18.000 euros. También añadió haber programado ayudas para el sector informal de plástico, que produce la mayor parte de estas bolsas, con la condición de que regularicen su situación.