Roma reabre Malagrotta, el mayor vertedero de Europa
Todo empezó con una entrevista de la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, en el periódico La Repubblica, en la que afrontaba uno de los temas más candentes desde que en junio ganó las elecciones municipales: la recogida de basuras en la capital: "Nunca había visto tanta basura grande como sillones o neveras abandonadas en las calles. Es extraño, es un tanto extraño que haya tantas neveras y que en lugar de llevarlas a los centros de recogida, las tiren junto a los contenedores de basura. Me parece extraño". Las frases de la alcaldesa insinuando una campaña organizada contra su gestión, no dejaron indiferentes a los romanos, que en las redes sociales se lanzaron a ironizar con lo que ya se conoce como el "complot de las neveras".
En los últimos años el problema de las basuras se ha hecho crónico en Roma. El abandono de objetos en cualquier sitio, los contenedores rebosantes de basura, las calles sucias y las alcantarillas llenas de hojas secas son una muestra del deterioro que sufre la capital. Las ratas y los males olores campan a sus anchas en muchos rincones y una visita a las afueras ofrece al paseante una sucesión de vertederos incontrolados en los que abundan neveras, colchones y toda clase de desechos. Incluso aparecen coches abandonados.
Además, el pasado 18 de junio, días antes de las elecciones, la empresa municipal de recogida de basuras, Ama, suspendió el servicio de recogida a domicilio de objetos voluminosos como neveras, lavadoras o muebles. La noticia apareció en aquellos días en la prensa y fue objeto de una gran polémica, que se vino sumar a las numerosas denuncias sobre el mal servicio de la empresa. La recogida de basuras fue uno de los temas estrella del enfrentamiento entre los candidatos a la alcaldía durante la campaña electoral y la promesa de un cambio radical en la política de tratamiento de los residuos de la ciudad, fue lo que llevó a muchos ciudadanos a votar a la candidata del Movimiento 5 Estrellas, Virginia Raggi, confiando en que sus planes de reciclaje fueran una realidad en Roma.
Estos primeros meses no han sido fáciles para la alcaldesa. Los roces con la oposición empezaron con la elección como concejala de Medio Ambiente de Paola Muraro, ex consejera de la empresa Ama y relacionada con su tan criticada gestión. Su primera y muy discutida decisión fue la reapertura del basurero de Malagrotta que el anterior alcalde, Ignazio Marino, había decidido cerrar siguiendo los consejos de la Unión Europea. Para acallar las críticas, durante todo el verano escuadras de barrenderos se apresuraron a limpiar la ciudad, pero la limpieza duró poco. A la vuelta de las vacaciones, la capital se volvió a llenar de desechos y de contenedores rebosantes de basura.
Con el vertedero de Malagrotta abierto de nuevo, su propietario, Manilo Cerroni, aparece como el triunfador del tira y afloja con la Administración municipal. El basurero es el mayor de Europa, ya que ocupa 240 hectáreas y en él se descargan cada día entre 4.500 y 5.000 toneladas de basura provenientes de Roma y su provincia. Tras numerosas batallas legales y multas de la Unión Europea, el alcalde Ignazio Marino decidió clausurarlo en el 2015, pero sin ofrecer ningún tipo de alternativa al almacenaje de la basura de la capital.
El problema ha ido creciendo en los últimos meses sin que se vean soluciones en el horizonte. El plan de reciclaje de residuos de la nueva Administración local no acaba de ponerse en marcha y cada vez son más los que ven en declaraciones como las de la citada entrevista la incapacidad de Raggi para resolver este problema.