Santander: quien ensucia las calles, paga
Cada mañana, el oficial al mando de la Unidad Especial de Medio Ambiente de la Policía Administrativa, Luis Ángel Carrancio, despacha en la Comisaría de la calle Castilla con otros dos agentes que forman la patrulla medioambiental, puesta en marcha el pasado mes de junio. De ese encuentro surge el plan del día, que se divide entre seguir los requerimientos que hayan llegado del Ayuntamiento y patrullar por las "zonas calientes". Su misión es vigilar que se cumpla la ordenanza municipal de gestión de residuos urbanos y limpieza viaria, "vamos, que la ciudad se mantenga lo más limpia posible", resume Carrancio.
Los objetivos de su patrullaje son la basura fuera de los contenedores, excrementos de perros sin recoger, colillas, pipas o papeles que se tiran al suelo u orina humana o animal en plena calle. El lema: quien ensucia, paga.
"Somos los ojos del Ayuntamiento, los que pateamos las calles e informamos de lo que allí ocurre para mantener la ciudad lo más limpia posible". Por ahora, visten de uniforme pero están a la espera de que desde la Delegación del Gobierno les den permiso para trabajar de paisano, "porque nos identifican como agentes por nuestra ropa de trabajo y pocas personas incumplen las normas, lo que no quiere decir que no lo vayan a hacer a la vuelta de la esquina en cuanto nos pierdan de vista", aclaró.
El Equipo de Protección del Medio Ambiente (Eproma) es una de las tres ramas de la Policía Local Administrativa. Las otras dos son la de Protección del Patrimonio Municipal y la de Vigilancia de Actividades (licencias y autorizaciones). "El Ayuntamiento nos envía cada día distintos informes que nosotros debemos comprobar. Estos les llegan por alguna denuncia vecinal o desde un departamento municipal. Nosotros comprobamos los distintos incidentes; si se ha conculcado alguna normativa, procedemos a denunciar", señala el oficial.
PATRULLA EN 'ZONAS CALIENTES'
Además, "patrullamos cada día algunas de las 'zonas calientes', donde hay más problemas con la suciedad". En este punto, Carrancio matiza que esas zonas delicadas suelen coincidir con las áreas donde más establecimientos de hostelería y comercio hay: "El problema está sobre todo en las épocas de mucha actividad, como el verano. Se contrata a personal temporal que no está muy bien formado y que deposita la basura de manera ilógica. Los que están todo el año suelen estar concienciados y colaboran activamente".
Hoy toca salir a la calle para comprobar si un local en la calle Cisneros dispone de licencia de cocina; un vecino ha denunciado que por el patio sale humo "que no huele precisamente a flores frescas, sino más bien a tortilla de patata recién hecha". Tras la inspección, y después de comprobar que en la cocina hay actividad sin permiso, se procede a abrir una expediente que puede ser recurrido en el Ayuntamiento si no se está de acuerdo.
Entre las infracciones más comunes -datos oficiales- están "depositar residuos fuera de los contenedores y volcar restos orgánicos a granel, también en los contenedores". Además, principalmente los fines de semana, en horario nocturno, hay un problema "verdaderamente preocupante de personas que satisfacen sus necesidades fisiológicas en las paradas de los autobuses, en las entradas a comercios, locales y en los portales".
HABRÁ MÁS MEDIOS
Aunque por ahora solo son tres en el Eproma, desde la Concejalía de Policía, su responsable político, Pedro Nalda, indica que "nuestra intención es que aumenten. Vamos a ver cómo evoluciona. Por ahora estamos muy contentos ya que se cumple el objetivo de concienciar a los vecinos para que la suciedad vaya cada vez a menos".
Y para eso, cada cierto tiempo, desde el Ayuntamiento, "lanzaremos una campaña de sensibilización, como hicimos en marzo pasado con los residuos y el uso de contenedores. Esperamos que la gente que ensucia sea cada vez más cívica y respete a sus vecinos. Al multar queremos que se den cuenta de que vamos en serio. Es por el bien de todos", agrega Nalda. Hay tres tipos de multa: leve, grave o muy grave. La mayoría son leves.