Semillas de tamarindo para crear un bioplástico con propiedades semejantes al poliestireno expandido
Además de consumirse dulce o salado, el tamarindo produce una semilla que, al procesarse, es capaz de generar unicel biodegradable. Científicos del Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM descubrieron que después de la vida útil de este material y al estar en contacto con la humedad y las bacterias ambientales es capaz de degradarse en tres meses.
El investigador en polímeros Alfredo Maciel Cerda señaló que se trata de una espuma cien por ciento viable para sustituir, en muchas aplicaciones, el poliestireno expandido que actualmente conocemos. “En la industria alimenticia las semillas de tamarindo son un desecho y podrían usarse para generar este componente, además con su producción se pueden obtener vasos y platos desechables biodegradables, y así reducir la dependencia del petróleo, que resuelva el problema de la contaminación con polímeros no degradables a corto plazo”.
Además se ha probado que el material creado en laboratorios universitarios podría durar de seis a siete meses en anaquel y después de usarse se degradaría a agua y dióxido de carbono incapaces de contaminar el agua situada en los mantos freáticos.
Hallazgo universitario
Hasta 2016 Sagarpa registró una producción total de más de 42 mil toneladas de tamarindo en México. Por lo que después de tres años de investigación, el grupo científico de la máxima casa de estudios encontró el proceso de laboratorio que hace viable que a la semilla de tamarindo se le puede injertar químicamente un polímero flexible similar al hule: el poliacrilato de etilo.
“Agregamos sufractantes para hacer la espuma, así como cuando una persona agrega detergente en la lavadora; lo complicado es mantener esas burbujas, para ello hicimos un secado por liofilización para obtener la espuma rígida, más estable y que puede resistir una carga mecánica”, señaló.
Actualmente la investigación se encuentra en etapa de desarrollo. A la par los académicos de la UNAM mantienen la innovación bajo registro de patente y trabajan en el diseño de la planta piloto para producir a mayor escala el material biodegradable.
“Tenemos un material que puede ser escalado a la industria pero que requiere esfuerzos, sacarla del laboratorio es una tarea complicada porque requiere financiamiento, pero estamos en esa etapa de búsqueda de recursos, que algunas empresas se interesen, inviertan y así podamos colocar el desarrollo a disposición de la sociedad”, finalizó el científico, Alfredo Maciel Cerda.