Sostenibilidad y Agenda 2030: asignatura pendiente (y obligatoria) en la educación
La sostenibilidad nace de la concienciación de que la naturaleza y el medio ambiente no son una fuente inagotable de recursos, promoviendo entre todos su protección y uso racional. Es un modelo que va mucho más allá de acciones concretas como reciclar papel, separar los residuos o cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes. Su fin es encontrar soluciones que mejoren la calidad de vida de la gente sin degradar el medioambiente.
A pesar de que cada vez estamos más familiarizados con conceptos como el de huella de carbono y sabemos que todos podemos tomar medidas para contribuir al objetivo común, son muchos los factores que influyen en la implicación individual y el asentamiento de conductas conscientes y respetuosas con el entorno. La educación será clave para transmitir el cambio de paradigma y conseguir que estos patrones permeen aún más en las generaciones venideras. Y el cambio empieza hoy. Actualmente, nuestro país está inmerso en un proceso de transformación en materia educativa para que la educación medioambiental acabe siendo una realidad en las aulas y transitar de manera rápida y activa a escenarios de sostenibilidad social, económica y ambiental.
A partir de septiembre, la formación sobre transición ecológica y la Agenda 2030 entra de lleno en el currículum escolar. Todo un reto, si tenemos en cuenta que el profesorado deberá adaptar sus programaciones incorporando estos nuevos contenidos a los planes de estudio, adaptando también las metodologías de enseñanza para su divulgación.
Vidal Díaz, director del centro educativo La Ribera situado en Cascante (Navarra) tiene claro cómo asumir esta pequeña 'revolución': "Creo que debe ser transversal. Cuanto menos esté sujeto el tema medioambiental a una asignatura concreta o un horario, incidirá más en la conciencia de los alumnos. Tendrá que estar presente tanto en los descansos como en los talleres, estudios científicos o a las visitas fuera del centro".
Aún queda camino por recorrer, pero hace años que hay iniciativas en marcha para allanarlo. Hasta ahora, los docentes tienen la opción de participar en diferentes programas que incentivan acciones que contribuyen a preservar el planeta. Uno de ellos es el de Ecoescuelas, desarrollado por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) y la Foundation for Enviromental Education (FEE), que además premia con una "Bandera verde" a colegios de educación infantil, primaria y secundaria que desarrollen un plan ambiental. Su pretensión es mejorar el entorno escolar, que las escuelas reduzcan su huella ecológica. Es un cambio que conduce a un entorno escolar más sostenible. Asimismo, anima al alumnado a abordar los problemas ambientales a un nivel en el que se puedan ver resultados tangibles. Con todo, se consolidan patrones de comportamiento más sostenibles y ambientales responsables.
Lo mismo sucede con iniciativas como Teachers For Future Spain, Profes por el Futuro, que partió de un colectivo de docentes preocupados por la acción climática o el Programa Escoles + Sostenibles, cuyo objetivo es contribuir a la sostenibilidad desde la educación y con el reconocimiento de las escuelas como agentes de cambio en la ciudad.
Otros ejemplos ofrecen herramientas para que los docentes puedan abordar directamente estás temáticas en sus clases. Zinkers es una plataforma de contenidos educativos impulsada por la Fundación Repsol que entra de lleno en temas relacionados con la transición energética, el medioambiente, la movilidad sostenible o la economía circular. En ella, alumnos y docentes encuentran diferentes recursos educativos y actividades para descubrir y comprender de forma didáctica e interactiva el mundo de la energía y los retos de la transición hacia el nuevo modelo energético. Además, este año se ha celebrado la primera edición de los Premios Zinkers, que reconocieron la labor de 36 centros educativos de toda España por sus proyectos de sostenibilidad.
Juan Núñez, pedagogo especializado en innovación educativa, uno de los expertos que ha participado en el diseño de Zinkers, sostiene que hay una parte de la tarea educativa que tiene que ver con el modelo de sociedad que queremos. "Ha llegado un momento en el que, como humanidad, nos hemos dotado de una especie de modelo de sociedad y de persona, que son los ODS", manifiesta. Este es un horizonte al que "todas las escuelas del mundo" deberían mirar. "Una cuestión que preocupa es cómo hacemos que nuestro planeta pueda seguir siendo sostenible dentro de 20, 50 o 500 años. Para ello, este tipo de trabajos es fundamental. Si queremos un alumno que esté empoderado para reflexionar y actuar en torno al cambio climático, necesitamos plantearle situaciones en las que reflexione y luego actúe", concluye. Quién sabe si mañana no seremos nosotros los que tengamos mucho que aprender de ellos.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Economista. Lee el original aquí]