Un viaje a la Ciudad de la Basura de El Cairo
Apenas entra el sol en estos callejones estrechos y sin asfaltar. A ambos lados se acumulan enormes bolsas de basura, ya sea esparcida o apilada en sacos gigantescos, uno encima del otro. También en los balcones, en las azoteas o en la ladera de la montaña hay desperdicios, tremendos montones de residuos (plásticos, orgánico, cartón, prensado de latas) que inundan este barrio de la ciudad de El Cairo.
El barrio se llama Manshiyat Naser, pero es conocido como la Ciudad de la Basura porque aquí es donde va a parar la mayor parte de los desechos que produce El Cairo. Los habitantes del barrio, cristianos coptos llamados "zabbaleen" (basureros), recorren El Cairo en busca de basura y traen su botín hasta estas calles, donde lo primero que hacen es analizar minuciosamente el contenido de cada una de las bolsas, separando el plástico y el papel de lo orgánico, que sirve de comida para los cerdos que crían.
Aunque parezca imposible, no hay en El Cairo, ciudad de más de 20 millones de personas, un sistema de recogida de basura sostenible o que funcione. Los "zabbaleen" , que viven casi exclusivamente de la venta de los desechos reciclados, recogen el 60% de los residuos que produce la ciudad y reciclan un 80%. A pesar de que el barrio se percibe como sucio, marginado y segregado, esta comunidad recolecta la basura de la ciudad desde hace décadas y ha desarrollado el sistema de reciclaje más eficiente y rentable a escala mundial. Aun así, el lugar es visto como un arrabal: gente que vive entre la basura.
Los animales vagan libremente por estos callejones. Cabras, patos, alguna que otra gallina, conejos. Dada la falta de espacio de los angostos callejones del barrio, animales y personas duermen a menudo bajo un mismo techo, y así, es habitual tener piaras de cerdos o gallineros en la azotea, y los tejados se convierten, entre antenas parabólicas y más desechos, muchos aún por reciclar, en una suerte de granjas improvisadas.
A ras de calle, mirando hacia el cielo, los balcones suelen estar decorados con motivos religiosos, y coloridas imágenes rompen la monotonía policromática del ladrillo de unos edificios que no se sabe si están a medio construir o a punto de derribo. La religiosidad es un elemento muy presente aquí, y el principal eje de la vida social del barrio es, de hecho, la catedral de San Simón, también conocida como la iglesia de la Cueva, que se encuentra en la montaña Muqatam, con un aforo de 20.000 fieles, considerada la mayor iglesia de Oriente Medio. Es allí, en la ladera de la montaña, el único lugar desde donde puede observarse una obra de arte anamórfica de ElSeed llamada Perception. La obra, que cubre casi 50 edificios de la Ciudad de la Basura, sólo se entiende y es visible desde la lejanía.