Adiós, moda basura: 10 consejos para no generar residuo textil
La moda basura es un gigante que come nuestros recursos y los del planeta. Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos producido, consumido y tirado tanta ropa en el mundo. Y nunca antes en la historia de la humanidad la ropa fue tan insulsa, estándar, fugaz e idéntica en todo el mundo. Bienvenido al consumo textil de usar y tirar. Bienvenido a la insatisfacción permanente y al desastre ambiental planetario.
Hemos caído en la trampa de la moda en continua renovación, del estreno en temporadas cada vez más cortas, de la ropa barata y de mala calidad, del bombardeo publicitario empeñado en que compres, compres, compres constantemente, sea lo que sea, pero compra, no te pongas todos los días la misma ropa, que te miran, te critican, te señalan como repitas modelo.
Es una presión brutal que nos crea permanente ansiedad, agudiza nuestros complejos y nadie es capaz de reducir. Un sistema con enormes impactos medioambientales, dentro y fuera de nuestras fronteras, pero la pela es la pela, manda el negocio y nosotros somos sus víctimas.
La industria de la ropa es la segunda más contaminante del mundo, sólo por detrás del consumo de combustibles fósiles, que a su vez se ha disparado por culpa de la moda basura, su producción deslocalizada y el comercio on line. Las estadísticas ponen los pelos de punta. Las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidas por la producción textil global superan las de todos los vuelos internacionales y tráfico marítimo juntos. Y ahora que nos preocupa tanto la sequía y los plásticos, más datos terribles: la moda es la segunda industria más demandante de agua, genera alrededor del 20% de las aguas residuales del mundo y libera billones de microfibras al océano que acabarán en los alimentos e incluso en nuestra sangre.
Pero la industria textil es una maquinaria imparable. Según un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, entre el año 2000 y el 2015 la producción textil se duplicó en el mundo, superando los 100.000 millones de prendas anuales. En esos 15 años el consumo se ha disparado. Compramos un 60 % más de ropa. Pero es tan barata y de tan mala calidad que cada vez nos ponemos menos las mismas prendas. Se estima que algunas prendas se desechan tras sólo siete o diez usos.
10 consejos para no generar residuo textil
Sònia Flotats, fundadora de So Good So Cute y experta en moda sostenible, propone en Planeta Mauna Loa diez recomendaciones sencillas para vestir de forma sostenible. Con seguir la mitad el mundo sería mejor, nosotros gastaríamos menos dinero y el armario no estaría tan atestado de ropa. ¿Lo intentamos?
- No te obsesiones con la sostenibilidad. Los cambios no llegan de un día para otro. Sencillamente, empieza tomando conciencia de tus compras. ¿Realmente necesitas esa prenda? Si es así, adelante, cómprala y disfrútala. Si no, ahórratela (y ahórrasela al planeta).
- Antes de ir de compras, revisa bien tu armario y haz una lista con aquello de verdad necesitas. Si de verdad no te hace falta, piensa un segundo: ¿para qué comprarlo? Vestir de forma sostenible pasa también por no comprar lo que no necesitamos.
- Elige diseños que puedan tener múltiples usos, encajen con el resto de tu vestuario y que vayas a aprovechar.
- Evita las compras impulsivas o las tendencias muy temporales, que puedan pasar de moda demasiado pronto, y apuesta en su lugar por prendas de calidad.
- Compra local. Si las prendas están hechas en tu país o en zonas cercanas, es probable que su huella medioambiental sea menor. Además, contribuiremos a la sostenibilidad social de nuestro entorno.
- Apuesta por prendas de materiales orgánicos o reciclados.
- Si además están hechas de un solo material (por ejemplo, 100 % algodón), tendrán más posibilidades de ser recicladas en el futuro.
- Atrévete a probar tiendas de segunda mano o iniciativas de alquiler. También puedes intercambiar prendas o accesorios con tus amigos o familiares, sobre todo para eventos y fiestas.
- La sostenibilidad no se limita al momento de la compra. Cuida tus prendas, lávalas solo cuando sea necesario y, siempre que sea posible, sécalas al aire libre.
- Si una prenda se rompe, arréglala. Cuando ya no la uses, regálala, dónala o transfórmala para darle una segunda vida.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de Veinte Minutos. Lee el original aquí]