Andalucía gestiona tres veces más cantidad de residuos peligrosos de los que genera
La llegada de dos barcos desde Montenegro con 11.000 toneladas de residuos peligrosos con destino al vertedero de Nerva (Huelva) ha reavivado la polémica del único de Andalucía, y uno de los pocos de España, habilitado para estos restos, que van desde hospitalarios a industriales. Andalucía genera cada año unas 300.000 toneladas de esta basura, y gestiona 850.000, el triple, por la llegada de partidas desde España o Europa. No todo se sepulta, algunos residuos pueden valorizarse o incluso reciclarse.
El rechazo al vertedero sólo lo han mantenido vivo desde 1996 Ecologistas en Acción. Se han sumado en esta legislatura el PSOE y el Gobierno andaluz, del PP y Cs. Ambos, sí, coinciden en cerrarlo, pero con cautela. "Un cierre responsable" sin daño al empleo, dice el nuevo líder socialista, Juan Espadas; y "al final de su vida útil", como afirmó en el Parlamento la consejera de Agricultura, Carmen Crespo.
El sector, como todos los vinculados a residuos, es un gigante poco conocido. Andalucía produjo 306.000 toneladas de residuos peligrosos en 2019. Cádiz, con 78.000, y Huelva con 63.000 son las líderes por sus polos químicos. Les siguen muy cerca Almería, 61.000 toneladas debido a los lodos de pulido de piedra, y Sevilla con 47.000, según el Informe de Medio Ambiente de la Consejería de Agricultura y Desarrollo Sostenible. La región gestionó 850.000 toneladas procedentes de otros países y comunidades autónomas, aunque en esta cifra se cuentan doble algunas partidas que tienen dos tratamientos, como almacenado y luego depósito. Cádiz suma el 40% (335.000 toneladas), y Huelva el 27%, (230.000), muy por encima de Sevilla, que gestiona el 8% aunque produce el 15%.
Según el Plan de Residuos de Andalucía (2021) Andalucía importó desde el extranjero 74.382 toneladas de peligrosos en 2018, muy por encima de las 11.000 de 2017. La mayor cantidad llegaron desde Italia, un 65%; seguida de Gibraltar, 15%; Grecia el 7; Francia 6; y Malta 5%. Una detallada normativa de la UE ampara la legalidad de los traslados de residuos. Además de una obligación legal para los productores, supone un nicho de negocio para los receptores, como el vertedero de Nerva (de la empresa andaluza DSM), o Verinsur, en Cádiz, que se dedica a los industriales no peligrosos.
El informe de la Junta añade que entre los residuos peligrosos importados destacan suelos con residuos de la metalurgia de metales no ferrosos, procedente de Italia con un 65%; 9% (6.431 toneladas) del tratamiento mecánico de residuos, importadas de Francia, Malta y Grecia; residuos de la metalurgia del plomo, 5%; de granallado con sustancias peligrosas; 4,7%, y con menos de un 3% lodos de tratamientos físico-químicos, tierras contaminadas y baterías de plomo. La mayoría de estos residuos se entierran, "se destinan a eliminación concretamente el 83% del total de los residuos peligrosos importados", añade el análisis de la Junta.
Pero Andalucía también exporta residuos peligrosos, en concreto 2.637 toneladas en 2018, sobre todo a Italia y Francia, 1.000 toneladas cada uno. La diferencia es que en este caso muy poco va a vertedero, pues el 89% se valoriza según las posibilidades de recuperación de cada residuo. Resultan, por tanto un recurso en plantas que pueden reaprovecharlos. Se trata de catalizadores usados (44%, con destino a Francia y Alemania); residuos de la industria del hierro y del acero (39%, a Italia); biosanitarios (9% con destino a Portugal); y disolventes (6%, Portugal).
Los vertederos prestan un servicio imprescindible para residuos no reutilizables, y sin el de Nerva esta basura debería llevarse fuera de Andalucía. El presidente de la Federación Onubense de Empresarios, José Luis García Palacios, cree "injusta" la polémica actual ya que DSM trabaja con los permisos de Junta y Ministerio. "Que lleguen residuos de Montenegro no es nada nuevo, hace años que recibe de cualquier parte de Europa, se está dando una imagen irreal, como si fuera un vertedero ilegal", añade el empresario.
La empresa DSM no quiso hacer declaraciones, algo habitual desde hace décadas. La patronal del sector, la Asociación de Empresas Gestoras de Residuos y Recursos Especiales (ASEGRE), incide en que "Nerva y el resto", que cifra en "menos de diez" vertederos en España, "son necesarios para residuos que no tienen otro tratamiento posible, y resulta más seguro tenerlas bien operadas a que los residuos se hallen dispersos y mal gestionados", indica su secretario general, Luis Palomino.
No todos los residuos peligrosos van a vertedero. Las instalaciones para esta basura en Andalucía han evolucionado desde las 20 de 1996 a las 501 de 2019. La mayoría realizan descontaminación de vehículos al final de su vida útil, y suponen el 57% del total; tras ellas se sitúan las estaciones de transferencia, 27,5%, y las de valorización material, 10%. Existen residuos que se queman en cementeras por su potencia energética.
Palomino y García Palacios coinciden en la menor competitividad de la industria cuando el vertedero resulta lejano. Un coste que puede implicar a la propia Administración si deseara retirar a la instalación la imprescindible Autorización Ambiental Integrada otorgada, en este caso la Junta. El traslado desde otros países requiere un permiso ministerial. En abril de 2020, la Junta abrió el plazo para una "modificación sustancial" de esa autorización a Nerva, aún no resuelta. Esto provocó la rotunda negativa del propio PP de Nerva.
Su portavoz, José Antonio Lozano, exigió a su compañera, la consejera de Agricultura Carmen Crespo, que "deje de ponerse de perfil" y "aclare de una vez cuales son las intenciones del nuevo Gobierno de Moreno Bonilla para Nerva, si quieren o no que la localidad siga teniendo indefinidamente un vertedero a 700 metros de sus casas". "Por desgracia parece que la Junta ha optado por la vía fácil, la que siguió el PSOE cuando gobernaba, condenar a Nerva a estar ligada a los residuos indefinidamente", añade.
Meses después, Crespo avanzó que su departamento plantea «un cierre ordenado y dialogado" de Nerva "al final de su vida útil". Esa vida útil la cifra en estos momentos Ecologistas en Acción en el año 2036 según la autorización ambiental de 2008. Juan Romero, contumaz opositor al vertedero, añade que "Moreno Bonilla habla de un cierre progresivo, pero debe poner fecha". El vaso destinado a peligrosos -el de no peligrosos está cerrado desde 2007 por llenado- "ha superado la cota establecida", afirma el ecologista, "y la negativa del Ayuntamiento al recrecimiento la tumbó una sentencia judicial, así que pueden elevarlo cinco metros, lo que significa duplicar su capacidad".
"A los 24 años de funcionamiento del vertedero, y la cantidad de irregularidades sufridas, ahora todos los grupos políticos y creo que la sociedad en general esta sensibilizado con esta aberración", afirma Romero justo antes de ir a plantar unas patatas. "El gran error de todo esto fue colocarlo a 700 metros del pueblo", añade. Tras la oposición de Gibraleón a ser la ubicación, con graves disturbios, Nerva vivió en los años 90 un desgarro social entre favorables y contrarios al vertedero que, todavía hoy, hace sufrir a algunos de sus habitantes.
[Este contenido procede de El Mundo. Lee el original aquí]