Chatarra y objetos reciclados convertidos en una feria
¿Qué os parece si hoy nos vamos a disfrutar de una feria de atracciones? Lo extraordinario es que esta feria no funciona con electricidad, no hay que pagar por montarse en un carrusel, o no se puede subir a los más pequeños a la noria mientras esperas abajo a que acaben el paseo. En esta feria hay que participar, dejar atrás perjucios que nos impiden soñar como niños y dejarse llevar por las historias alrededor de cada máquina. Os prometemos que la experiencia resultará, cuando menos, curiosa.
La Tingalya es una noria muy original, inspirada en el universo de Jean Tingaly, en la que los niños están suspendidos sobre unas sillas particulares, mientras los adultos se convierten en el aparato que acciona el movimiento de la rueda.
Todas las atracciones que componen Arquitectura de Feria están realizadas a partir de objetos reciclados. Los asientos de la noria son retretes reconvertidos, una estufa hace las funciones de tractor, o un calentador de agua es el motor de la motocicleta que conforma el carrusel. Hay quien piensa que son maquinas surrealistas mágicas, otros las consideran prodigios de la fantasía mecánica, pero sus creadores, la compañia Antigua y Barbuda, les gusta denominarlas “ingenios mecánicos de tracción humana”. En cualquier caso estos ingenios, que nacen en Barcelona, se han paseado ya por China, Suecia, Australia o Chile y el resultado siempre es el mismo: diversión y risas a raudales.
Un carrusel pensado para pequeños y grandes, inspirado en juguetes antiguos, pretende que los padres participen en el juego de los pequeños creando un mundo fantástico. Los adultos se transforman en una pieza motriz y los niños se transforman en uno de los engranajes de la obra, acoplándose a ella para activar el movimiento de las figuras. Foto: Antigua y Barbuda
La Tumbonas proponen un rincón para descansar donde los pequeños tienen un papel muy importante para conseguir un ambiente perfecto para la relajación de sus progenitores o acompañantes. Foto: Antigua y Barbuda
El alma mater de esta Feria se llama Jordi Ferré, al que acompaña desde 2009, el artista Óscar de Paz y un completo elenco de carpinteros, arquitectos, ingenieros, chatarreros, mecánicos e incluso actores. Porque Arquitectura de Feria es más que una colección de máquinas realizadas a partir de objetos abandonados; es una propuesta artística completa, donde los tradicionales operarios y feriantes son actores con un papel importante a la hora de hacer disfrutar a los participantes con sus historias y fantasías alrededor de cada atracción.
En una entrevista, Ferré apuntaba que una de las propuestas que los diferencia es precisamente el que ellos primero construyen la máquina y luego buscan una narrativa, una teatralidad, que cuente su historia y haga con ello convertir a los asistentes, pequeños o mayores, en una gran masa de diversión.
En esta feria también hay una caseta de tiro muy especial donde los huesos de las Olivas ya no tienen como destino el triste suelo que pisa quien las come, sino que se remontan por las alturas en busca de un horizonte aventurero y competitivo. Oliva y Barbuda, nombre de la atracción, invitan a probar suerte en una “Caseta de Tiro”, con ‘truco’ para que no puedas acertar.
Con todo, la compañía catalana Antigua i Barbuda bebe de la inspiración del mundo teatral al que se han dedicado con anterioridad, abarcando diferentes disciplinas entre las que se encuentran la escenografía y los efectos especiales. Este conocimiento previo y el deseo de dedicarse a desarrollar proyectos propios da lugar a la compañia responsable no sólo del espectáculo Arquitectura de Feria, sino de otros tantos como El Circo de las Penas, “La máquina que vino” o la máquina B.A.R.R.A. Todos ellos son montajes de animación o performances donde circo, teatro, creación artística y lo más importante, residuos, quedan indisolublemente unidos.
La cuarta R
Antigua i Barbuda
La Tingalya es una noria muy original, inspirada en el universo de Jean Tingaly, en la que los niños están suspendidos sobre unas sillas particulares, mientras los adultos se convierten en el aparato que acciona el movimiento de la rueda.
Todas las atracciones que componen Arquitectura de Feria están realizadas a partir de objetos reciclados. Los asientos de la noria son retretes reconvertidos, una estufa hace las funciones de tractor, o un calentador de agua es el motor de la motocicleta que conforma el carrusel. Hay quien piensa que son maquinas surrealistas mágicas, otros las consideran prodigios de la fantasía mecánica, pero sus creadores, la compañia Antigua y Barbuda, les gusta denominarlas “ingenios mecánicos de tracción humana”. En cualquier caso estos ingenios, que nacen en Barcelona, se han paseado ya por China, Suecia, Australia o Chile y el resultado siempre es el mismo: diversión y risas a raudales.
Un carrusel pensado para pequeños y grandes, inspirado en juguetes antiguos, pretende que los padres participen en el juego de los pequeños creando un mundo fantástico. Los adultos se transforman en una pieza motriz y los niños se transforman en uno de los engranajes de la obra, acoplándose a ella para activar el movimiento de las figuras. Foto: Antigua y Barbuda
La Tumbonas proponen un rincón para descansar donde los pequeños tienen un papel muy importante para conseguir un ambiente perfecto para la relajación de sus progenitores o acompañantes. Foto: Antigua y Barbuda
El alma mater de esta Feria se llama Jordi Ferré, al que acompaña desde 2009, el artista Óscar de Paz y un completo elenco de carpinteros, arquitectos, ingenieros, chatarreros, mecánicos e incluso actores. Porque Arquitectura de Feria es más que una colección de máquinas realizadas a partir de objetos abandonados; es una propuesta artística completa, donde los tradicionales operarios y feriantes son actores con un papel importante a la hora de hacer disfrutar a los participantes con sus historias y fantasías alrededor de cada atracción.
En una entrevista, Ferré apuntaba que una de las propuestas que los diferencia es precisamente el que ellos primero construyen la máquina y luego buscan una narrativa, una teatralidad, que cuente su historia y haga con ello convertir a los asistentes, pequeños o mayores, en una gran masa de diversión.
En esta feria también hay una caseta de tiro muy especial donde los huesos de las Olivas ya no tienen como destino el triste suelo que pisa quien las come, sino que se remontan por las alturas en busca de un horizonte aventurero y competitivo. Oliva y Barbuda, nombre de la atracción, invitan a probar suerte en una “Caseta de Tiro”, con ‘truco’ para que no puedas acertar.
Con todo, la compañía catalana Antigua i Barbuda bebe de la inspiración del mundo teatral al que se han dedicado con anterioridad, abarcando diferentes disciplinas entre las que se encuentran la escenografía y los efectos especiales. Este conocimiento previo y el deseo de dedicarse a desarrollar proyectos propios da lugar a la compañia responsable no sólo del espectáculo Arquitectura de Feria, sino de otros tantos como El Circo de las Penas, “La máquina que vino” o la máquina B.A.R.R.A. Todos ellos son montajes de animación o performances donde circo, teatro, creación artística y lo más importante, residuos, quedan indisolublemente unidos.
La cuarta R
Antigua i Barbuda