Cinco estrategias clave para la reducción sostenible de emisiones de carbono

La necesidad de reducir las emisiones de carbono es urgente. En 2024, las temperaturas globales superaron en más de 1,5 °C los niveles preindustriales, lo que provocó fenómenos meteorológicos más extremos. Por ello, es esencial actuar con rapidez y a gran escala frente al cambio climático.
El Acuerdo de París , creado por 196 países en 2015, busca limitar el calentamiento a 1,5 °C mediante una reducción de las emisiones del 43 % para 2030. Si bien el progreso ha sido desigual, las industrias, los gobiernos y las comunidades se están movilizando en torno a cinco estrategias clave para reducir las emisiones. Este artículo explora estas estrategias, su impacto en el mundo real y las tecnologías que las impulsan.
Integración de energías renovables en las redes eléctricas
La transición de los combustibles fósiles a fuentes de energía renovables, como la solar, la eólica y la geotérmica, es esencial para la descarbonización global. Para 2025, las energías renovables contribuirían a más del 30 % de la generación eléctrica mundial, con las tecnologías solar y eólica a la vanguardia gracias a la reducción de sus costes y a sus marcos normativos favorables. Innovaciones como el almacenamiento en baterías a escala de red y los sistemas de redes inteligentes gestionan eficazmente los problemas de intermitencia, permitiendo a las empresas de servicios públicos equilibrar la oferta y la demanda de energía de forma más eficiente.
Electrificación del transporte
Las ventas de vehículos eléctricos (VE) están creciendo rápidamente, con más de 17 millones de unidades vendidas en todo el mundo en 2024. Este aumento se debe a normas de emisiones más estrictas, menores costos de batería y más estaciones de carga.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ha revisado las normas sobre emisiones de gases de escape hasta 2032 para impulsar significativamente la producción y las ventas de vehículos eléctricos en el mercado de vehículos ligeros. Este cambio podría contribuir a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) y a descarbonizar el sector para 2050.
Los vehículos eléctricos están transformando los automóviles, el transporte público y el transporte de mercancías. Ciudades como Oslo y Shenzhen han adoptado autobuses eléctricos, mientras que empresas como DHL y UPS buscan la sostenibilidad en la logística mediante la prueba e implementación de soluciones ecológicas, como furgonetas eléctricas de reparto y vehículos de combustible alternativo. Esta transición está conduciendo a un futuro más verde para todo el sector logístico. Sin embargo, aún existen desafíos por abordar, como las cadenas de suministro de minerales para baterías y las limitaciones de la red eléctrica. Innovaciones como la tecnología de vehículo a red (V2G), que permite a los vehículos eléctricos devolver energía a la red, podrían convertir estos desafíos en oportunidades para mejorar la fiabilidad de la red.
Descarbonización industrial
Las industrias pesadas como el acero, el cemento y los productos químicos son responsables de casi el 25 % de las emisiones globales de CO₂ . Descarbonizar estos sectores requiere una combinación de captura y almacenamiento de carbono (CAC), hidrógeno verde y electrificación de procesos.
Reemplazar maquinaria que depende de combustibles fósiles por alternativas eléctricas, como bombas de calor industriales y calderas eléctricas, puede aumentar la eficiencia energética entre 3 y 5 veces, especialmente en procesos de temperatura baja a media, como la producción de alimentos y la fabricación de pulpa.
El uso de herramientas digitales como el análisis basado en inteligencia artificial (IA) y los sensores del Internet de las Cosas (IdC) puede ayudar a monitorear el consumo de energía en tiempo real. Estas herramientas pueden identificar problemas y mejorar la integración de las energías renovables, lo que podría reducir las emisiones en un 20 % para 2050.
El hidrógeno verde y los biocombustibles son soluciones importantes para procesos industriales de alta temperatura, como la siderurgia y la producción de cemento, donde la electricidad no es viable. Los biocombustibles, como el diésel renovable, son un 75 % más eficientes que el diésel de petróleo. Se están popularizando en la minería y la logística porque ofrecen una transición sencilla sin necesidad de cambiar de motor.
Eficiencia energética en edificios y electrodomésticos
Los edificios son clave para mejorar la eficiencia energética, ya que consumen casi el 40 % de la energía mundial y contribuyen a un tercio de las emisiones globales. Innovaciones como los termostatos inteligentes y los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC) controlados por IA optimizan el consumo energético ajustando la calefacción y la refrigeración en tiempo real. Por otro lado, la modernización de edificios antiguos con bombas de calor e iluminación LED puede reducir la demanda energética entre un 30 % y un 50 %.
¿Qué sigue para la reducción de emisiones globales?
El impacto combinado de estas cinco estrategias podría reducir a la mitad la brecha de emisiones para 2030, pero se necesitan acciones más audaces.
La cooperación internacional, como se refleja en los acuerdos de comercio de créditos de carbono de la COP29 , debe acelerarse. Políticas como la Iniciativa de Cambio Climático (IRA) y el Acuerdo de Cooperación de Carbono (CBAM) deben replicarse globalmente, mientras que innovaciones como las redes optimizadas con IA y la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS) requieren escalamiento.
Las tecnologías emergentes también son prometedoras. Empresas como Climeworks están probando plantas de captura directa de aire (DAC) para eliminar el CO₂ del aire, a pesar de que requieren mucha energía. Los modelos de economía circular centrados en la reutilización y el reciclaje podrían reducir las emisiones industriales en un 40 %. Es crucial que la equidad apoye estos esfuerzos, y los países desarrollados deberían liderar proporcionando financiación y compartiendo tecnología para garantizar una transición justa.