Ciudad Real: hacia el reciclaje total de la bolsa de basura
El Consorcio de Residuos Sólidos Urbanos ha retomado este año la actividad en la planta de compostaje de materia orgánica. Anexa a la facción de reciclaje en su sede de Almagro, esta planta debe ser capaz de tratar los 150 millones de kilos de desechos que generan al año los 400.000 habitantes consorciados, recuperar lo que se pueda de la bolsa de basura, y fabricar un compost de calidad que evite que la materia se descomponga en el vertedero y genere gases de efecto invernadero.
Desde abril diez personas trabajan de lunes a viernes en turnos de tarde para “recuperar” el 50% de la basura que llega, pero el objetivo es más ambicioso. Para la primavera de 2017 está previsto duplicar los turnos e invertir en la automatización completa para ganar eficiencia. La meta es que sólo el 10% vaya al vertedero, una imposición europea que debe cumplirse en el año 2030.
“Ahora mismo recuperamos un 50% de los desechos que llegan aquí en la bolsa de basura. De cada kilo, la mitad más o menos”, explica Ignacio Aguilar director técnico del RSU a pie del foso de almacenamiento de la planta en Almagro, el centro de recepción de las toneladas diarias de basura que descargan los camiones de recogida convencional.
El foso se llena con la basura de tres días y con ella, el pulpo, una gran grúa equipada con una herramienta que recuerda a un pulpo, agarra miles de kilos de desperdicios de una sola “pulpada”, y pone en marcha el proceso de recuperación de la materia orgánica.
Llama la atención la cantidad de plásticos, cartones, envases y vidrio que siguen llegando: “Esto es así, siempre habrá un porcentaje de personas que siga sin separar la basura en casa”, señala Aguilar, una circunstancia con la que se cuenta. No obstante, en estos años de campañas y facilidades para el reciclaje doméstico destaca algo positivo: “Apenas nos llegan voluminosos tipo colchones, muebles, electrodomésticos, etc; los puntos limpios que hemos habilitado por la provincia están cumpliendo con su función”.
Del contenido de la bolsa de basura orgánica en realidad orgánico sólo es un 45% . “La basura tiene de todo, agua, mezclas de diferentes productos como cartón, cerámica, ropa... hay un montón de basura que no es recuperable ni reciclable, pero que puede ser valorizable y obtener con ella algún valor energético mediante técnicas de pirólisis e incineración. Ocuparnos de ello será la última fase antes de 2030, pero las tecnologías tienen que seguir avanzando para conseguir recuperar incluso esos restos tan difíciles”, explica.
En la planta de compostaje de Almagro personas y máquinas trabajan de forma conjunta, de momento en un turno de tarde de lunes a viernes (por la mañana está activa la planta de reciclaje de plástico y cartón).
El personal, diez empleados que aporta el grupo Sifu -adjudicatario en marzo de la gestión- además de un responsable de planta, Germán Escudo trabajador de propio del RSU, se encargan de manipular las máquinas y separar a mano los restos de materiales reciclables: plásticos, briks, latas, vidrios, electrodomésticos (un 15%), que terminarán embalados y empaquetados, como los que salen de la planta de reciclaje.
Antes de eso la basura pasa por el “trómel”, un cilindro dotado con pinchos que al girar rompe las bolsas para que se esparza su contenido. Los restos puramente orgánicos se irán acumulando al final en la zona de compostaje y terminarán fermentando en unos túneles que los que de media pasarán 21 días antes del secado final y su distribución como compost (lo hace una empresa para toda la comunidad autónoma).
Sólo lo que no tiene cabida ni en el reciclaje ni en el compostaje termina en el vertedero, por ahora todavía un porcentaje relevante aunque según el director técnico de este consorcio dependiente de la Diputación, con el proyecto de automatización previsto para el año que viene cada vez será menos. “Implicará una mejor selección de forma automática de lo todavía reutilizable que nos llegue, mientras que el personal se encargará del control de la calidad final”, afirma.
La materia orgánica macera en dependencias separadas de los puestos de selección. Con la ayuda de tractores pala los restos de comida terminan en uno de los seis túneles de fermentación en los que “aceleramos en veintiún días lo que sucede de forma natural en la naturaleza, es decir la descomposición de la materia orgánica, controlando de forma automática la temperatura, la humedad y el aire. Después de esas tres semanas aproximadamente sacamos el compost a la era de maduración, un material bioestabilizado y ya parcialmente fermentado, en la parte exterior se tiene un mínimo de tres o cuatro meses secando y después se pasa a la planta de afino que es en la que se le quitan los restos de plástico, arenas o vidrio”.
EL QUINTO CONTENEDOR
En realidad y según la última y restrictiva legislación europea sólo se puede llamar compost al material resultante de una recogida totalmente separada de la materia orgánica, y todavía no es el caso. “Con el tiempo habrá que hacerlo porque la legislación nos obligará a tener un quinto contenedor”, recalca Aguilar.
Por ahora este compost, aunque mejorable, se tiene que comercializar por unos canales específicos y su utilización en el caso del RSU se circunscribe a Castilla-La Mancha, “de Madrid para arriba no se utilizan muchos fertilizantes en el campo. Además no tiene sentido y encarece el proceso distribuirlo a cientos de kilómetros”.
En los próximos años el Consorcio RSU pretende seguir perfeccionando la recogida selectiva en origen (no llega a todas las comarcas) y tiene ante sí el reto de cumplir las directrices del Plan de Gestión de Residuos Urbanos de Castilla-La Mancha que fija para 2019 una reducción del 75% del volumen de residuos que acaban en el vertedero, en el caso de este consorcio seis hectáreas próximas a la planta de reciclaje y compostaje, en Almagro, en el que todos los desechos que llegan lo hacen siguiendo otro protocolo de tratamiento para generar el mínimo impacto.