Cuando el dinero se vuelve chatarra: salen a subasta las antiguas pesetas
Hace unas semanas, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, dependiente del Ministerio de Hacienda, sacó a subasta las antiguas pesetas (y algunos euros) que fueron recogidas en el Banco de España, con la intención de desmonetizarlas y venderlas en forma de chatarra. Esta venta incluía más de 360.180 kilos de metales, con un valor que rozaba los 21 millones de euros, según desveló la entidad. El criterio para adjudicárselo, al tratarse de una subasta en sobre cerrado, era el que enviase la mejor oferta económica antes del 25 de septiembre.
Casi un mes después, la Real Casa de la Moneda ha hecho públicas, en el Portal de Contratación del Estado, las pujas que ha recibido por su chatarra. En total, ha habido seis ofertantes a los diez lotes que salían a subasta, que realizaron un total de 29 propuestas económicas. La sorpresa llega cuando la mitad de las pujas provienen del extranjero. Concretamente, tres licitadores son empresas chatarreras de Eslovaquia, Suiza y Gran Bretaña, las sociedades Monea Coin Technology SRO, Thommen AG y Arrendene MFG Limited, respectivamente.
Las tres pujas restantes tienen sello español. Semsa JP, un mayorista de metales preciosos, ha sido el único concursante que ha ofertado un precio por los tres primeros lotes, en los que el material enajenado es plata. Previsiblemente, en las próximas semanas, resultará adjudicatario. También Recuperaciones Pablo Sanza, otro chatarrero, pero este de origen español, ha pujado por tres lotes, aunque solo se llevará uno.
La sexta y última oferta corresponde a un particular, concretamente una autónoma, Sara Ruiz San Martín, que se presenta a título personal. Según las diferentes webs de información empresarial, esta ofertante está inscrita en la Seguridad Social como comerciante al por mayor de chatarra y productos de desecho. Uno de los concursantes confirma, además del resto de empresas, que es una habitual de este tipo de procedimientos a los que se presenta con la intención de revender los metales a otros chatarreros.
Además de Sara Ruiz, Semsa y Recuperaciones Pablo Sanza, la gran ganadora de la subasta de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre ha sido la empresa suiza Thommen AG, que será la que más lotes se adjudique, un total de cuatro, si se cumple lo previsto. Los materiales de esos lotes son lunifal, oro nórdico, cupro-níquel y biometálica.
Un portavoz de la empresa Recuperaciones Pablo Sanza ha ha explicado que la única utilidad de estos metales es "volverlo a fundir y hacer chapa". En su caso, previsiblemente, se adjudicará un lote de acero. "Lo compramos y lo intentamos vender después de fundirlo. Cuando lo llevamos a fábrica hacemos con él lo que corresponda, basándonos en los encargos que tengamos", señala.
Desde el equipo de comunicación de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre precisaron que, en otras subastas anteriores, se utilizó el aluminio, por ejemplo, para hacer barriles de cerveza, el cupro-níquel para nuevas monedas, tuberías o en la industria del automóvil; el bronce con aluminio, de las monedas de 50 o 100 pesetas, se utilizó para la construcción de hélices de grandes barcos; el aluminio con magnesio en la industria alimentaria, industria auxiliar del automóvil y construcción; y la plata de 925 milésimas en circuitos electrónicos de la industria o la elaboración de cuberterías o medallas.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de El Periódico. Lee el original aquí]