Día Mundial del Clima: partidos verdes y movimientos sociales piden renovables y movilización climática
Así lo lamenta Juantxo López de Uralde, portavoz de Alianza Verde y presidente de la Comisión de Transición Ecológica en el Congreso de los Diputados, quien juzga que “se ha aprovechado la guerra en Ucrania para retroceder en políticas climáticas”, poniendo de manifiesto lo que la periodista canadiense Naomi Klein denominó la “doctrina del shock”.
Por ejemplo, este político resalta el hecho de que se haya disparado en Europa la importación de gas del «fracking« –fracturación hidráulica-, una técnica con un elevado impacto medioambiental que sólo resulta rentable cuando los precios de la electricidad están altos y que la Unión Europea ha planteado incluir en sus compras a EEUU para sustituir el suministro ruso.
López de Uralde señala a Efe que, después de recuperar -e incluso superar- los niveles de emisiones de gases invernadero previos las medidas para contener la covid-19, “lo último que nos faltaba era una guerra que hiciera que el tema climático saliera de la agenda”, y menos en un contexto de crisis energética que “la extrema derecha está utilizando para atacar a quienes defienden políticas climáticas que antes eran indiscutibles«.
Florent Marcellesi, coportavoz de Verdes Equo y exeurodiputado de Los Verdes Europeos, alega que “nuestra dependencia del gas ruso financia la invasión a Ucrania y provoca cambio climático”, e incide en que “por razones geopolíticas y climáticas, solo existe una alternativa viable y segura para nuestro país y continente: acelerar la transición ecológica y justa”.
Para Marcellesi, “la verdadera soberanía y seguridad energética pasa por los recursos autóctonos como el sol, el viento o el mar, y el ahorro energético”, no sólo a través de la eficiencia sino también a base de gestionar la demanda, “ya sea promocionando fuertemente el transporte público -muy tocado después de la pandemia-, fomentando el aislamiento de las viviendas, disminuyendo el consumo industrial o poniendo topes de consumo a las clases más pudientes”, explica a EFE.
Cada nuevo análisis del grupo de especialistas climáticos de la ONU es menos alentador que anteriores proyecciones sobre la habitabilidad de los seres vivos en un planeta que ya es 1,1 ºC más cálido desde la era preindustrial.
Su último informe asegura que casi la mitad de la población mundial ya es muy vulnerable ante los impactos de la crisis climática, efectos que, advierten, se agravarán con cada décima que se vaya sumando al termómetro global.
Ante este desafío, López de Uralde propone, además de la transición energética que considera urgente, la movilización climática que “tiene que recuperar el pulso” pues arguye que hay que combatir los ataques a las políticas climáticas «en las calles», donde destaca el papel de los jóvenes.
Los movimientos sociales, y en especial los liderados por jóvenes, adquirieron fuerza en todo el mundo desde finales de 2018 para pedir acción climática contundente; pero perdieron fuelle durante la pandemia y ahora, “poco a poco” se recuperan de ese embate para “cambiar el paradigma productivo y hacer caso al pie de la letra de lo que dice la ciencia”, argumenta Sergio Aires Machado.
A sus 18 años, este joven constata que nuevos activistas se están sumando al colectivo del que él forma parte, Juventud por el Clima, a medida que vuelven a las calles: “Habíamos visto que el movimiento se desinfló y que los que se habían quedado eran los mismos que ya estaban en 2019, pero ahora tenemos reuniones presenciales semanalmente y veo que llega gente nueva”, comenta a EFE.
Formado principalmente por jóvenes estudiantes de instituto y de universidad, Juventud por el Clima convocó este viernes una huelga estudiantil y marchas en todo el planeta -sólo en Europa organizaron más de 300 concentraciones- para exigir que se dé prioridad a la “vida frente al capital” en la campaña internacional #PeopleNotProfit impulsada por los activistas.
“La crisis climática es un cúmulo de crisis que parten del mismo sistema que provoca la desigualdad de género y la injusticia racial, entre otras”, explica Aires Machado, quien subraya la cuestión de justicia social e intergeneracional asociada a la acción climática porque “los que más sufren, al final, son siempre los mismos”.