Edificios deben duplicar recortes de CO₂ para cumplir metas de 2030
Un nuevo informe advierte que el lento ritmo de renovación del parque edificatorio europeo se ha convertido en un obstáculo clave para alcanzar la neutralidad climática. Solo el 1 % de los edificios se moderniza cada año y las renovaciones profundas representan apenas entre el 0,2 % y el 0,3 % del total. Al mismo tiempo, el uso de materiales con alta huella de carbono, como el cemento y el ladrillo, aumentó un 18 % en los últimos cinco años, lo que eleva las emisiones incorporadas y los residuos de construcción.
Expertos de la empresa Exergio, especializada en soluciones de eficiencia energética basadas en inteligencia artificial, señalan que esta tendencia refleja un vacío en la política climática de la Unión Europea. Su director ejecutivo, Donatas Karčiauskas, considera que las llamadas renovaciones digitales podrían reducir las emisiones de los edificios hasta en un 30 %, sin necesidad de grandes obras, mediante la optimización inteligente del consumo energético.
El estudio también evidencia un freno en el proceso de electrificación, otro de los pilares de la descarbonización. Aunque la UE aspira a elevar la electrificación del 21,3 % en 2022 al 32 % para 2030, las ventas de bombas de calor —tecnología clave para sustituir los sistemas de calefacción a base de combustibles fósiles— han disminuido. La inversión anual, de unos 19 000 millones de euros, dista de los 55 000 millones necesarios para alcanzar los objetivos de instalación previstos.
Karčiauskas advierte que la falta de infraestructura digital, como los contadores inteligentes y los sensores de ocupación, impide un uso eficiente de la energía. Estas herramientas permiten registrar y ajustar el consumo en tiempo real, evitando desperdicios y mejorando el rendimiento de los sistemas eléctricos.
El European Climate Neutrality Observatory (ECNO) estima que en 2023 la inversión climática fue insuficiente en 344 000 millones de euros. Este déficit afecta el desarrollo de tecnologías limpias y limita la capacidad industrial europea para producir equipos sostenibles, como bombas de calor, baterías o turbinas eólicas.
A la vez, los subsidios a los combustibles fósiles siguen aumentando. En 2024, Europa destinó 400 000 millones de euros a la importación de petróleo y gas, el equivalente al 2 % de su PIB. Esta situación repercute directamente en los hogares: el 11 % de las familias europeas no puede costear servicios básicos de calefacción, refrigeración o electricidad.
El informe concluye que la modernización digital del parque edificatorio debe considerarse una prioridad estratégica. Según los expertos, integrar la inteligencia artificial en la gestión energética de los edificios permitiría reducir emisiones, mejorar la eficiencia y avanzar hacia una transición climática más equitativa y sostenible.







