El desafío de incrementar las tasas de reciclaje en España
El pasado mes de julio conocíamos a través de un comunicado de la Comisión Europea que el reciclaje estaba fracasando en Europa y que ningún país ha logrado lograr la reutilización y el reciclaje el 50% de los residuos municipales, como papel, metal, plástico y vidrio. Esto ha desembocado en un proceso sancionador que se inicia con unas cartas de emplazamiento a todos los países de la UE, el primer paso formal del procedimiento de infracción comunitario, y cada Estado tiene ahora dos meses para responder y abordar los fallos detectados por el Ejecutivo.
En concreto, la Comisión Europea exige a Bulgaria, Chipre, Chequia, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, España, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía y Suecia que tomen las medidas adecuadas para cumplir con el objetivo del reciclaje del 60% para vidrio, el 60% para papel y cartón, el 50% para metales, el 22,5% para plásticos y el 15% para madera, que actualmente no se están cumpliendo y son vinculantes.
Aunque sigamos lejos de cumplir los objetivos, la evolución en España en los últimos años ha sido positiva. Según el Según el Observatorio Sectorial DBK de INFORMA (filial de Cesce) el reciclaje aumenta en torno a un 3% anualmente.
Los últimos datos para analizar son los informes del 2023 sobre el año 2022 y Ecoembes dice que en 2022 se reutilizaron más de 1,6 millones de envases domésticos como plástico, metal, briks, papel y cartón. En las calles, se separaron 1,2 millones de envases en contenedores azules y amarillos, contando con 632.146 contenedores, uno por cada 100 habitantes. En los hogares, cada persona separó 27,1 kilos de residuos ese año. Un 3,6% más que en 2021. Ecovidrio informó que la recogida de envases en contenedores verdes alcanzó un récord histórico de 939.094 toneladas de vidrio, un aumento del 6,2% respecto al año anterior.
Problemas: falta de incentivos y de educación
Uno de los principales problemas en España es la falta de campañas de sensibilización. Son pocos los municipios que las hacen y, además, en aquellos que las llevan a cabo no se les prestan los recursos adecuados para generar un impacto real a la ciudadanía.
Otro problema es la falta de incentivos, es muy difícil a nivel municipal hacer cumplir el principio del que “el que contamina paga” porque es el conjunto quien paga por el servicio y no cada individuo por el uso específico que hace de él. No se perciben beneficios claros para incentivar el reciclaje, lo que puede reducir la motivación de las personas para participar activamente en el proceso.
¿Dónde mejorar?
Los próximos años se debería hacer un esfuerzo sobre el reciclaje de RAEE, residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, y sobre los biorresiduos (los restos de comida y otra basura orgánica).
Los RAEE son muy importantes, la tasa mínima de recolección que los Estados miembros deben alcanzar anualmente es el 65% del peso promedio de los equipos eléctricos y electrónicos puestos en el mercado en los tres años anteriores en el Estado miembro correspondiente, o alternativamente el 85% de los residuos electrónicos generados en el territorio de ese Estado miembro.
Son verdadera minería urbana, de estos residuos podemos sacar minerales muy valiosos y su reciclaje es más económico que su extracción en minas que provocan daños medioambientales y sociales. Los biorresiduos suponen casi el 50% del peso de la bolsa de basura, su reciclaje local es una de las mejores y más sencillas medidas para la economía circular, en España apenas se recicla un 11% de los que se generan.
Por tanto, queda mucho por hacer y hay que tomárselo en serio. No solo por las advertencias y posibles amonestaciones de la UE (que las hay), sino porque estamos desperdiciando el gran tesoro que esconden los residuos. De todos depende invertir la tendencia y hacer las cifras realidad.
[Este contenido ha sido reelaborado a partir de Cadena SER. Lee el original aquí]