El otro gran reto de la reconstrucción verde: capacitar a las personas
La pandemia de coronavirus está asestando un golpe a la economía globalizada y a nuestras sociedades, pero también ha provocado una aceleración de tendencias profundas que estaban en marcha. Una de ellas es la transición a una economía más verde y circular, acorde con los retos del siglo XXI, como el cambio climático, que requiere sostenibilidad, innovación, digitalización y colaboración entre diversos actores para afrontarlo.
Atenazados como estamos por la emergencia sanitaria y la urgencia de los trastornos económicos que provocan las medidas profilácticas ante el virus, puede resultar difícil apreciar los cambios que están ocurriendo ante nuestros ojos. Pero están ahí. La transición ecológica ha ganado fuerza en los últimos meses y ha venido para quedarse.
A nivel internacional, acaban de suceder una serie de cambios en las principales potencias industriales del mundo que suponen un cambio mayúsculo en el eje de rotación de la economía global. En apenas un mes y medio, China, Japón y Corea del Sur han anunciado su compromiso para reducir a cero sus emisiones de carbono en las próximas décadas, un hito que refuerza la lucha climática internacional y que suma a los esfuerzos por reducir los gases de efecto invernadero a gigantes que ocupan el primer, quinto y séptimo lugar respectivamente en la lista de mayores emisores de CO2. El otro gran actor mundial, EEUU, había pasado los últimos cuatro años sumido en la política aislacionista y antiambiental de Donald Trump, pero el resultado de las elecciones del pasado 3 de noviembre parece situar en la Casa Blanca a un Joe Biden que esgrime el discurso verde como parte fundamental de su programa.
Lo que observamos es un resurgir del multilateralismo. Así lo afirmaba esta semana el Secretario General de la ONU, António Guterres, durante un evento virtual celebrado en Madrid para conmemorar el 75º aniversario de la declaración de las Naciones Unidas. “Hemos de abandonar la crisis actual mediante sociedades y economías más sostenibles e inclusivas y reinventando el modo en que cooperan las naciones”.
Este impulso a la cooperación, en línea con el ODS17, Alianzas para lograr los objetivos, se proyecta tanto entre países como entre diversos actores: administración, empresas y sociedad civil. En el campo de la reconstrucción verde, donde las energías renovables o el sector del agua son claves, son las empresas también las que desde hace tiempo impulsan la transición a la sostenibilidad y las que han abanderado cambios antes incluso de que los reguladores enviaran las señales claras de hacia dónde caminar.
La transición verde se acelera ante nuestros ojos y para ello será necesario un gran esfuerzo del mercado laboral para satisfacer la demanda de los nuevos puestos y nuevas capacitaciones que la situación requiere y para la reconversión de sectores en decadencia.
Precisamente, se celebra estos días la Semana Europea de la Formación Profesional, impulsada por la Comisión Europea y la Presidencia Alemana de la UE. Alemania, motor económico de Europa por su alto nivel de eficiencia, productividad y valor añadido ha apostado de forma clara y exitosa desde hace tiempo por la FP Dual, un sistema formativo que permite la capacitación de las personas en colaboración con las empresas y dentro del entorno de las mismas. En ese sentido, la Comisión Europea hace un llamamiento para impulsar una cultura de formación continua y permanente en línea con los nuevos requerimientos de la economía verde.
Nuestro sistema educativo debe hacer un esfuerzo para acompasar la formación académica con las necesidades del mercado laboral del siglo XXI. Academia y mundo laboral están ahora más que nunca destinados a entenderse y las empresas tienen mucho que aportar.
Vivimos un momento de transición en todos los ámbitos. Navegar este horizonte de incertidumbres y oportunidades que se abre exige, en primer lugar, multilateralismo y alianzas, tal y como promueve la ONU en su hoja de ruta, la Agenda 2030; exige compromiso por la reconstrucción verde; y junto a ello, capacitación profesional, en tanto son los jóvenes quienes liderarán el futuro que, o será sostenible, o puede que no sea.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Ágora. Lee el original aquí]