Los gigantes asiáticos se comprometen a avanzar por fin hacia la neutralidad climática
Aunque este año la acción climática se ha visto prácticamente paralizada a nivel internacional por las consecuencias del coronavirus, este último cuarto de 2020 está siendo testigo de un cambio de rumbo histórico en la lucha contra el calentamiento global. En el último mes y medio, China, Japón y Corea del Sur, gigantes económicos que ocupan el primer, quinto y séptimo lugar respectivamente en la lista de mayores emisores de gases de efecto invernadero, se han comprometido con la neutralidad climática. Un auténtico paso de gigante en el aumento de la ambición que tanto reclama Naciones Unidas.
El primero en hacerlo, a finales de septiembre, fue China. Durante la celebración de la 75 Asamblea General de la ONU, el presidente Xi Jingping prometió que su país será neutral en carbono para el año 2060 y aseguró que a partir de ahora redoblarían su apuesta por “un desarrollo innovador, coordinado, verde y abierto a todos”. Aunque la fecha elegida supone un retraso de 10 años con respecto a lo recomendado por los científicos del IPCC, China justifica su objetivo menos ambicioso en su rechazo a que en las negociaciones climáticas se le considere un país desarrollado, que son los principales causantes desde la revolución industrial del calentamiento global.
Aunque China y Japón no han sido nunca aliados debido a la afilada rivalidad que ha caracterizado desde hace siglos las relaciones entre ambos países, sus importantes conexiones económicas explican en parte su aparente coordinación en la lucha climática. Una idea que se aplica también a Corea del Sur, cuyos vínculos con China y sobre todo Japón son también muy intensos a pesar de ciertas tensiones geopolíticas, por lo que no extraña que apenas unos días después del anuncio del presidente nipón, le tocara salir a la palestra a su homólogo coreano.
Eso sí, a pesar de haber sido los últimos en haber dado el paso dentro de las grandes economías del Sudeste Asiático, los coreanos parecen decididos a adelantar por la derecha a sus competidores y ya han anunciado algunas de las medidas concretas que tomarán para lograr este ambicioso objetivo, algo que todavía no han hecho ni China ni Japón. De hecho, Moon ya ha presentado planes para impulsar antes de que acabe 2020 un Green New Deal de 37.000 millones de dólares destinado a impulsar infraestructuras verdes, energía limpia y vehículos eléctricos para 2025, que se acompañarán de un gasto adicional de 7.000 millones de dólares en medidas de reducción de carbono.
Aunque estos tres nuevos compromisos climáticos suponen un auténtico espaldarazo a la lucha climática internacional, sobre todo por la condición de grandes emisores de carbono que tienen estos tres gigantes asiáticos, los anuncios del último mes no significan que el camino hacia la neutralidad climática no vaya a estar lleno de retos. En el caso de los tres países asiáticos su dependencia del carbón significa que, para cumplir los objetivos, tendrán que acelerar y mucho su abandono del carbón.
Un ejemplo es el caso de Corea del Sur, que tiene casi 36 GW de capacidad de energía de carbón, que proporciona más del 40% de la generación de electricidad del país. La potencia asiática planea añadir otros 7,2 GW con centrales que están actualmente en construcción, según datos de Global Energy Monitor. Actualmente, las energías renovables representan menos del 6% del mix energético del país y, según apunta la organización coreana Solutions For Our Climate en un comunicado, el país deberá aumentar su objetivo de reducción de emisiones para 2030 y reducir más de la mitad de sus emisiones en la próxima década si quiere cumplir con su compromiso del Acuerdo de París.
El carbón también es protagonista de los posibles problemas que afrontarán japoneses y chinos para ver cumplido su nuevo compromiso climático. El país nipón tiene 48 GW de capacidad de energía de carbón, que proporcionan casi un tercio de su generación de electricidad, y planea añadir otros 7,4 GW que actualmente están en construcción. De hecho, el uso de carbón en Japón aumentó después de que el desastre nuclear de Fukushima de 2011 avivara los temores en torno a la energía atómica y paralizara muchas de sus plantas nucleares por efecto del terremoto que asoló el país, cortando la producción de su fuente principal de generación eléctrica. Eso sí, en su discurso, Suga prometió revisar esta política.
También China tendrá que dejar de quemar carbón si quiere alcanzar la neutralidad climática para 2060. Este país alberga la mitad de la capacidad de energía del carbón del mundo y hace apenas unos meses, en julio de 2020, tenía otros 100 GW en construcción y 150 GW en fase de planificación. Al mismo tiempo, también es líder en generación eléctrica con renovables. La dimensiones de China, un gigante con el 20% de la población del mundo, hace que cualquier dimensión de sus números tenga un alcance global.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Ágora. Lee el original aquí]