El problema técnico de SOGAMA es la falta de capacidad para la valorización energética de restos no reciclables
Aunque en el año 2012 la empresa consiguió que el porcentaje de valorización se situase en las 552.000 toneladas de desechos, por encima incluso de la capacidad nominal de diseño de la planta, dimensionada para 550.000, Lamas se refirió a las limitaciones de la caldera como el cuello de botella “lo que implica que la basura que no pueda ser tratada en el complejo medioambiental de Cerceda, necesariamente deba ser desviada al vertedero de Areosa,” conscientes, eso sí, de que el vertido constituye la última opción de tratamiento en la gestión jerarquizada de residuos que promulga Europa.
En los datos publicados por Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, se puede comprobar que los países que más reciclan (Austria, Dinamarca, Suecia, Holanda, Alemania…) son precisamente los que más valorizan energéticamente y los que menos vierten, con tasas de vertido inferiores al 5 por ciento. Por el contrario, en España, con un bajo porcentaje de valorización energética, el uso del vertedero se dispara hasta el 58 por ciento, con los consiguientes efectos negativos para el entorno.
En otro orden de cosas, Lamas también rechazó de plano que incineración y valorización energética signifiquen lo mismo, ya que existe una importante diferencia legal: “estamos ante un proceso de incineración cuando una planta de estas características no alcanza determinadas ratios de eficiencia energética y ante un proceso de valorización cuando sí las alcanza, como es el caso de Sogama, que transforma en energía eléctrica aquella parte de los desperdicios que no puede ser reutilizada ni reciclada, poniéndola en valor”, argumentó.
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