El sistema puerta a puerta ante el reto de una gestión eficiente de las basuras municipales
La gestión de residuos municipales es uno de los ámbitos clave de la política ambiental municipal, y también aquel donde los ayuntamientos dedican más recursos. Por este motivo, hay que emplear todo un abanico de herramientas, desde la inversión pública hasta las normativas locales, pasando por la comunicación, para alcanzar cada vez mejores resultados en prevención y en recogida selectiva. Para salir del estancamiento provocado por el actual sistema de recogida basado en contenedores abiertos donde se mezclan residuos de todo tipo, se deben priorizar sistemas que permitan individualizar la recogida de residuos e implantar medidas que promuevan la gestión de los residuos lo más cerca posible del punto de generación: el sistema de recogida puerta a puerta es en este sentido primordial y necesario para los ayuntamientos.
Sin la implantación del puerta a puerta no vamos a conseguir los niveles de recuperación fijados por la UE. El Estado español se enfrenta al desafío de reducir de forma significativa el despilfarro de recursos y el impacto ambiental asociado a los residuos. Para conseguirlo, se impone la necesidad de introducir, en especial en las grandes urbes, un sistema de recogida mucho más efectivo que el actual. Un sistema en el que la ciudadanía sea parte activa del cambio y vea recompensado su esfuerzo. El cambio de sistema: necesidad ineludible Si bien el objetivo de recuperación europeo para 2020 era del 50 %, los datos en España se movían el 2019 alrededor del 35 %. Este flagrante incumplimiento pone en evidencia que los sucesivos gobiernos no han estado por la labor y no se han implementado las políticas necesarias. Continuamos de lleno, pues, en el modelo de producción y de consumo lineal, con tratamientos finalistas (vertederos e incineradoras) defendidos por la misma administración.
Inmersos en una emergencia climática sin precedentes, no podemos continuar permitiéndonos un modelo ineficiente de la gestión de los residuos. Menos aún si cabe cuando las alternativas existen y están funcionando con éxito. Las cifras lo avalan. El sistema de recogida de residuos puerta a puerta es un modelo contrastado que ofrece buenos resultados. Ya se ha implantado y va en aumento en más de 200 municipios en Cataluña, unos 35 municipios en las Islas Baleares, decenas en el País Vasco y en Navarra y media docena en el País Valenciano.
Es imprescindible forzar esta aceleración de resultados, en especial en las ciudades más pobladas, como Madrid, Barcelona, València y Sevilla, y sus áreas metropolitanas. Es en las grandes áreas urbanas donde debe apostarse sin más dilación por el sistema de recogida puerta a puerta, a pesar del reto que supone cualquier cambio de gestión de este calado. Porque las grandes áreas urbanas son los grandes focos de producción de residuos.
También se trata, pues, de una cuestión de solidaridad territorial, ya que los residuos que se generan y recogen en ellas, acaban en las distintas plantas de tratamiento finalistas esparcidas por el territorio, nunca muy cerca de los grandes generadores urbanos. Si hay un sistema que permite reducir la cantidad de residuos externalizados por las grandes ciudades, por responsabilidad urbana, hay que implantarlo. Es innegable que un cambio conceptual como el que plantea el sistema de recogida de residuos puerta a puerta supone un desafío a administraciones públicas, empresas y ciudadanía. Pero no es momento para eludir responsabilidades y las experiencias anteriores nos indican las claves del éxito para su implantación. Por un lado, es necesario hacer un importante esfuerzo comunicativo para transmitir a la ciudadanía llo ineludible del cambio. También para informar de los aspectos logísticos asociados al nuevo modelo, resolver dudas y superar reticencias. Hay que tener muy presente en todo momento que los cambios de hábitos chocan con la fuerza de la costumbre. Sin olvidar que se está imponiendo un esfuerzo adicional a una ciudadanía que en muchos casos ya vive en situaciones de precariedad, con limitaciones económicas, de espacio y de tiempo.
Por otro lado, el puerta a puerta requiere trabajar con minuciosidad para adaptarlo a la realidad de cada barrio, pueblo o ciudad, y hacer actualizaciones periódicas para ajustarlo cuando sea necesario. El modelo es flexible y los lugares donde ya se ha implantado dan ejemplo de como encontrar soluciones a cada caso. Recompensa al esfuerzo personal Ante una ciudadanía cada vez más concienciada de la crisis ecológica, es necesario facilitar herramientas para que ésta pueda reducir de forma efectiva el impacto ambiental de su día a día. El modelo de recogida selectiva actual, con sus contenedores abiertos donde se mezclan residuos de todo tipo no da respuesta a esta necesidad. Más bien todo lo contrario: transmite a las personas más concienciadas la percepción que su esfuerzo cae en saco roto. Para revertir esta situación, es necesario acabar con el anonimato de los residuos. A todos los niveles. Del mismo modo que defendemos la importancia de que las industrias asuman los costes ambientales de sus residuos; igual que exigimos que se aplique el principio de responsabilidad ampliada del productor, creemos que ha llegado el momento de que los residuos domésticos tengan nombre y apellido.
[Esta noticia fue publicada originalmente en Ecoticias. Lee el original aquí]