El UNEP afirma que una economía verde es factible
El documento apunta que este porcentaje supondrían unos 1,3 billones de dólares y que la economía mundial tendría tasas de crecimiento similares o mayores que las actuales, “pero sin agravar los riesgos, los choques, las penurias y las crisis cada vez más inherentes a la economía sucia existente, responsable del agotamiento de los recursos y del elevado nivel de emisiones de carbono”.
Los diez sectores claves por los que habría que apostar, según cita el informe son: agricultura, construcción, energía, pesca, forestal, manufacturas, turismo, transporte, agua y gestión de los residuos. Además, se afirma que este tipo de economía no es sólo para países desarrollados, sino que se adapta perfectamente al crecimiento y erradicación de la pobreza en los países en desarrollo, donde cerca del 90 por ciento del PIB generado por las poblaciones más desfavorecidas depende de la naturaleza.
El informe critica especialmente los subsidios y la subvenciones “que a menudo perpetúan la utilización no duradera de los recursos”, como es el caso de los combustibles fósiles, la agricultura, incluidos los pesticidas, o la pesca.
En cuanto a los empleos, el texto demuestra “que con el tiempo el número de nuevos y decentes empleos creados en los sectores que van desde las energías renovables a una agricultura duradera compensará la pérdida de aquellos generados por la economía sucia”. Sin embargo, también se asume que en algunos sectores, como en el de la pesca, “la transición hacia una economía verde comportará la pérdida de empleos y beneficios a corto y medio plazo para poder reponer lo expoliado”.
El informe le da un papel fundamental a la iniciativa privada para costear la inversión, “ayudados por una contribución más modesta de dinero público”. De todos modos, también sugiere las “políticas públicas innovadoras” que se deberían implementar para establecer las condiciones favorables para la transmisión hacia una economía verde.
La conclusión del documento afirma que si se lograra dicha transición hacia una economía verde, se obtendrían ingresos por habitante mayores a los que darían los modelos económicos actuales y se reduciría la huella ecológica en más del 50 por ciento en el 2050. “Lo que está claro es que el mayor riesgo consistiría en mantener el ‘status quo”.
Via EFE
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Ginebra, Suiza