España acogerá en diciembre la COP25 cancelada en Chile por la situación del país
Tras una veintena de muertos, cientos de heridos e importantes daños en la capital, Chile renunció el pasado miércoles a acoger la cumbre anual del clima de Naciones Unidas, la conocida como COP25. El anuncio sembró de incertidumbre la lucha internacional contra el cambio climático en un momento en el que los numerosos avisos que desde la ciencia se lanzan por las consecuencias del calentamiento no se ven acompañados por un liderazgo político internacional claro en esta batalla. Pero menos de 24 horas después de conocerse la renuncia de Chile, se ha hecho público el ofrecimiento de España a acoger esta cita, que está previsto que se celebre entre el 2 y el 13 de diciembre y a la que se espera que asistan unas 25.000 personas.
Chile mantendrá la presidencia de la cumbre y tendrá el papel protagonista en su desarrollo, pero el evento se celebrará en Madrid, según el ofrecimiento realizado por el socialista Pedro Sánchez, que decidió dar ese paso a pesar de estar en funciones y a las puertas de unas elecciones. Aunque todavía falta el visto bueno formal desde los órganos de la ONU, fuentes del Ejecutivo de Sánchez han dado por hecho que la cita se celebrará en España. Se trata de un reto organizativo ya que solo se dispondrá de un mes, cuando lo normal es que estos encuentros, cuyo coste suele rondar los 100 millones dólares (90 millones de euros), se preparen con un año de antelación. Esta oferta se parece a la que hizo el Gobierno español para acoger la final de la Copa Libertadores a finales de 2018.
El presidente Sebastián Piñera fue el encargado de anunciar hace unos días que Sánchez se había puesto en contacto con él el miércoles para ofrecerse a acoger esta reunión internacional en las mismas fechas en las que estaba prevista. En estas citas participan negociadores de alrededor de 200 países. Chile también se ha visto obligado a suspender por las protestas el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que estaba previsto para el 16 y 17 de noviembre.
Fuentes del Ejecutivo español explican que la decisión política de celebrar la cumbre en Madrid está tomada y consensuada con los principales protagonistas, esto es Chile, España y la ONU. Sin embargo, la decisión formal, según ha aclarado una nota de La Moncloa, se tomará en Bonn (Alemania) la próxima semana en una reunión de la mesa de Gobierno de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Fuentes de la ONU detallan que un cambio de sede debe aprobarlo el denominado "bureau" de la cumbre. El único precedente data de 2017, cuando Fiyi, un país insular de la Polinesia, renunció a organizarla en su territorio para hacerlo en Bonn, aunque bajo la presidencia del pequeño Estado y con la denominación “Fiyi-Bonn”.
Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva del área de cambio climático de la ONU, ha considerado algo “alentador” ver que “los países trabajan juntos en un espíritu de multilateralismo para hacer frente al cambio climático, el mayor desafío al que se enfrentan las generaciones presentes y futuras”.
Tras hablar Sánchez y Piñera, se pusieron en contacto las ministras de Medio Ambiente de ambos países (la española Teresa Ribera y la chilena Carolina Schmidt) y también los gabinetes de los presidentes para acordar los detalles. Por último, la ministra chilena comunicó la propuesta ya consensuada a Naciones Unidas. Pese al cambio de sede, Chile mantendrá la presidencia de la cumbre para coordinar estas negociaciones internacionales y aprovechar el trabajo ya realizado. España nunca ha acogido una cumbre del clima. A pesar de lo apurado de los plazos, fuentes del Ejecutivo muestran su confianza en que se podrá llegar a tiempo.