Estrategias de economía circular en la gestión de residuos biológicos y químicos: el caso ROVI
En una industria tan sensible como la farmacéutica, la sostenibilidad se enfrenta a un reto complejo: la gestión de residuos biológicos y químicos derivados de los procesos productivos. Estos desechos no solo suponen un riesgo ambiental si no se tratan adecuadamente, sino que también condicionan la reputación y el compromiso social de las compañías.
En este contexto, Laboratorios Farmacéuticos ROVI ha impulsado en los últimos años un modelo de gestión basado en la economía circular y en la valorización como alternativa prioritaria frente a la eliminación.
Residuos inevitables, gestión responsable
En el último «Estado de Información No Financiera Consolidado e información sobre sostenibilidad» ROVI explica que la generación de este tipo de residuos es una consecuencia inherente a la fabricación de medicamentos.
Lejos de resignarse, la compañía reforzó en 2024 sus estrategias para minimizar la generación de residuos y garantizar que, cuando se producen, sigan un proceso que maximice su reaprovechamiento. La clave está en dar un nuevo uso a los residuos, convirtiéndolos en materias secundarias o en energía, en lugar de eliminarlos sin más.
Los datos del último ejercicio son significativos: el grupo logró valorizar el 100% de los residuos peligrosos de medicamentos rechazados procedentes de sus complejos industriales y recicló el 12,05% de los residuos no peligrosos, incluyendo papel, cartón y bandejas y rejillas de plástico de jeringas y viales. El resto, prácticamente el total, se destinó a procesos de valorización, reduciendo al mínimo los tratamientos de destrucción.
De forma complementaria, ROVI trabaja con el objetivo de involucrar a su cadena de valor en el avance hacia un modelo de gestión sostenible. Por este motivo, la compañía requiere a los operadores logísticos con los que trabaja que presenten planes de descarbonización y, en caso de no contar con ellos, que se comprometan a desarrollarlos durante los dos primeros años de colaboración con ROVI.
Innovación y reducción en los complejos industriales
La apuesta de ROVI por la sostenibilidad no se limita a la gestión final de residuos, sino que se extiende a la propia reducción en origen. Cada uno de sus complejos industriales ha puesto en marcha medidas específicas:
- Julián Camarillo (Madrid): reducción del consumo de plástico asociado a envases de medicamentos en un 20% entre agosto y diciembre de 2024; disminución del 3% en residuos biosanitarios respecto a 2023; así como medidas técnicas para reducir el residuo de aguas de lavado y medicamentos rechazados.
- Alcalá de Henares: incorporación de dos nuevas líneas de acondicionado de jeringas libres de plásticos, usando solo papel y cartón y también la reducción del 5% en residuos de reactivos de laboratorio.
- San Sebastián de los Reyes: reducción del 3% de residuos biosanitarios y del 10% en consumo de papel en oficinas respecto a 2022, gracias a la identificación personal en impresoras.
- Granada: reducción de residuos de disolventes halogenados; sustitución de batas desechables por batas de tela en puestos donde no son imprescindibles; implantación de sistemas para evitar desperdicio de papel en oficinas.
- Escúzar (Granada): reducción de halogenados derivados de los procesos de heparinas de bajo peso molecular (HBPM).
Economía circular más allá del reciclaje
El compromiso de ROVI se enmarca dentro de un enfoque de economía circular, que busca recircular recursos en lugar de extraer de manera constante materias primas nuevas. Aunque en la industria farmacéutica no aplica la reutilización de productos sobrantes, sí existen márgenes de actuación en envases, empaquetados y subproductos.
La compañía está evaluando opciones de sustitución de envases por otros con un mayor porcentaje de material reciclado, y trabaja en proyectos de integración vertical que permiten transformar residuos de un sector en recursos para otro.
Un ejemplo es la Joint Venture Glicopepton Biotech en Huesca, orientada a garantizar el suministro de heparina. El proyecto prevé transformar la mucosa porcina en un producto tecnológico de alto valor añadido, mientras que los subproductos se aprovechan como complementos alimenticios para animales o fertilizantes agrícolas, cerrando así el ciclo productivo.
Valorización frente a eliminación
La diferencia entre eliminar y valorizar es clave. La primera supone la destrucción del residuo, generalmente mediante incineración o vertido, con un impacto ambiental elevado. La segunda implica darle un nuevo uso, ya sea mediante aprovechamiento energético o transformación en nuevas materias. ROVI ha optado por priorizar sistemáticamente la valorización, como demuestra la gestión del 100% de los residuos peligrosos de medicamentos en 2023 y en 2024 de las plantas industriales.
Metas y retos futuros
ROVI trabaja en un plan de minimización de residuos 2025-2028 que incluirá objetivos concretos y verificables.
Así, la gestión sostenible de residuos se enmarca dentro de una estrategia ambiental más amplia, articulada en tres principios básicos: evitar, reducir y compensar. La compañía persigue acercarse a la neutralidad climática, trabajando en proyectos de eficiencia energética y descarbonización para reducir el uso de combustibles fósiles, explorando materias primas de menor impacto ambiental y compensando emisiones inevitables mediante proyectos sociales y medioambientales.







