Un estudio reciente publicado en Journal of Environmental Management (Pakuła, Łapniewska y Dutra, 2025) ofrece una revisión crítica de los enfoques empleados para medir y comparar el desempeño de los países europeos en materia de economía circular (EC). La investigación subraya que, a pesar del creciente interés académico y político en la transición hacia modelos circulares, existen inconsistencias notables en los resultados obtenidos por diferentes estudios, incluso cuando se utilizan las mismas bases de datos, como Eurostat. Esto evidencia que la comparación de desempeño entre países no es trivial y depende fuertemente de la metodología aplicada.

Los autores identifican varias limitaciones clave en los estudios actuales. En primer lugar, existe una falta de armonización de los indicadores de EC, lo que impide una evaluación coherente y comparable entre los Estados miembros de la Unión Europea. Además, los marcos de medición actuales suelen omitir dimensiones sociales importantes, centrando la evaluación únicamente en aspectos materiales y ambientales. La ausencia de un marco unificado y sencillo dificulta la interpretación de los resultados y limita su aplicabilidad en el diseño de políticas y estrategias empresariales.

Otra limitación señalada es la variabilidad en la selección de indicadores y en la asignación de países a distintos grupos de desempeño. Estas decisiones metodológicas influyen de manera significativa en la clasificación final, generando resultados divergentes incluso cuando se usan los mismos datos de base. Esta situación destaca la necesidad de un enfoque más reflexivo y crítico sobre cómo se miden y comparan los avances en EC, considerando no solo los datos cuantitativos sino también los contextos culturales, sociales y económicos de cada país.

El estudio propone que la consolidación de marcos de evaluación más coherentes y comprensivos podría mejorar la eficacia de las políticas públicas y de las estrategias empresariales orientadas a la circularidad. En particular, integrar dimensiones sociales y contextuales en los sistemas de monitoreo permitiría reflejar de manera más precisa los desafíos y oportunidades que enfrenta cada país en su transición hacia la EC. Asimismo, el análisis crítico de los enfoques existentes ofrece nuevas perspectivas para optimizar la formulación de políticas, identificar brechas y orientar la inversión en innovación sostenible.

En conclusión, la investigación de Pakuła y colaboradores destaca que, aunque Europa ha avanzado en la adopción de la EC como modelo de desarrollo sostenible, los sistemas de evaluación aún requieren mejoras significativas. La armonización de indicadores, la inclusión de dimensiones sociales y la adopción de enfoques metodológicos más robustos son pasos esenciales para garantizar que las comparaciones entre países reflejen fielmente su progreso hacia una economía más circular, eficiente y equitativa.