"Gastronomía #sinbasura" busca dar una nueva vida a los residuos de restaurantes en Perú
Lima genera diariamente más de 5.000 toneladas de residuos orgánicos, la gran mayoría, restos de comida de hogares y restaurantes. En una ciudad ideal, todos esos desperdicios podrían ser reciclados, pero, hasta hace poco, en Lima aún no existía una solución que permitiese hacerlo. Hoy, ¿qué pasa con toda esa basura?, y ¿cómo podrían reutilizarse estos desechos de alimentos?
El programa Gastronomía #sinbasura, al que se han sumado ya importantes restaurantes y empresas de Lima, es una iniciativa de Sinba, empresa socio-ambiental que apuesta por los residuos como vehículo de transformación social y ambiental.
Sinba establece alianzas con empresas y restaurantes, a los que capacita y certifica para desplegar mejores prácticas en la gestión de residuos. Cada día se recoge de estos locales los residuos orgánicos y reciclables, previamente separados. Los orgánicos luego van a una biofábrica para ser convertidos en alimento animal y abono mediante un proceso biotecnológico innovador. Los materiales reciclables (plásticos, cartón, etc.) son recuperados por una asociación de recicladores. El alimento procesado se vende a precio justo en granjas porcinas urbanas, a las que además se da asesoría técnica para convertirlas en espacios saludables. “Vimos que los pocos residuos que se reciclan en algunos restaurantes van a estas granjas informales, de las que hay entre 6.000 y 8.000 en toda Lima. Ahí se produce entre el 40 y el 50% de la carne de cerdo que se consume en la capital (según datos de la Asociación Peruana de Porcicultores), y las condiciones de salubridad no son las mejores”, explicó Pipo Reiser, director de Alianzas de Sinba.
Ya se ha conseguido que varios restaurantes y otras empresas importantes se sumen al programa, como Central Restaurante, Panchita, Isolina, Flora y Fauna, La Baguette y Vallealto; y que criadores de estas granjas comiencen a interesarse por los beneficios de criar a los cerdos con alimento procesado de calidad, ya que esto les permite ofrecer una mejor carne al mercado.
Según Reiser, esta iniciativa puede reducir hasta en 80% la cantidad de residuos que llega a rellenos sanitarios, y minimizar así la contaminación de suelos, aire, y las emisiones de CO2. Además, se generan oportunidades de empleo e ingresos para recicladores y se evita la propagación de vectores de enfermedades, con lo que disminuyen los riesgos a la salud pública.