Gestión de organizaciones: llevar la sostenibilidad al día a día
En los últimos años, los términos relacionados con la sostenibilidad son los más escuchados en el entorno empresarial: en encuentros entre organizaciones, en reuniones internas, en las administraciones públicas, en los colegios…. Estoy segura de que nadie que esté leyendo este artículo pasa un solo día sin leer, escuchar o comentar algo sobre Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), reciclaje, energía o sostenibilidad en general.
Una consecuencia de este ‘boca a boca’ universal, así como de la puesta en marcha de normativas nacionales y comunitarias y de programas de ayudas enfocadas a mejorar en este aspecto, la vemos en las grandes compañías. La mayoría han creado departamentos específicos que se dedican a poner en marcha acciones para mitigar su impacto en el entorno y convertirse en empresas más responsables. Y eso es muy positivo, ya que cualquier acción no aislada, cualquier acción integrada en el día a día, va a tener mucho más impacto del que pensamos a medio y largo plazo.
No obstante, para conocer el valor exacto de estas acciones, tanto de puertas para dentro como a nivel externo es muy importante analizarlas y realizar mediciones. Y la realidad nos muestra que hay muy pocas mediciones sobre cómo y cuánto están reduciendo las empresas su impacto medioambiental. No podemos olvidar que estas sociedades tienen un impacto significativo en el entorno en el que se mueven, y de la misma manera en la sociedad y la economía. Por lo tanto, desempeñan un papel fundamental a la hora de buscar e implantar soluciones sostenibles en su ámbito, y también influyendo en el comportamiento de los consumidores y clientes.
Por lo general, y por lo que estamos viendo en las organizaciones socias del Club Excelencia en Gestión, las empresas de mayores dimensiones son las que están más avanzadas en lo que respecta a esas acciones de impacto positivo en materia de sostenibilidad ambiental, quizás porque han empezado antes y tienen más recursos para abordar iniciativas de este tipo. Pero las pymes, mucho más numerosas, tienen mucho que decir y con las estrategias adecuadas, apoyadas en gran medida en las alianzas, su contribución puede ser extremadamente valiosa.
Creo que este, como tantos otros, es un reto que debemos abordar con fórmulas de transformación paulatina de la cultura empresarial. Desde esa perspectiva, las organizaciones podemos generar hábitos y concienciar a la población. Es algo que nos invita a repensar nuestro estilo de vida, nuestra forma de hacer, nuestras prácticas empresariales, nuestro día a día, para construir un futuro más equilibrado, próspero y justo para las generaciones presentes y para las que vendrán.
La sostenibilidad consiste en satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, al mismo tiempo que se garantiza un equilibrio entre el crecimiento económico, el respeto al medio ambiente y el bienestar social. En esta labor, es esencial tejer nuevas alianzas entre organizaciones, ya que si se realizan iniciativas aisladas, el esfuerzo será mucho mayor y los resultados poco determinantes. Debemos adoptar prácticas sostenibles en el día a día, generando beneficios económicos a largo plazo y contribuyendo a crear un futuro más sostenible para todos.
Y todo ello sin vincular la sostenibilidad exclusivamente a la reputación. Es cierto que la sostenibilidad puede tener un impacto significativo en la reputación de una organización, pero es importante que las acciones que realicemos estén integradas en la estrategia y respaldadas por un enfoque sólido, asumido e interiorizado por toda la organización con un compromiso real. Eso generará confianza y respeto de los consumidores y de los clientes y ayudará a atraer talento comprometido, además de proyectar una imagen responsable de la organización.
En definitiva, sigamos hablando de sostenibilidad, pero actuemos. Impulsemos acciones para abordar los desafíos ambientales, sociales y económicos, siempre integradas en el día a día de nuestras organizaciones, porque de esa manera, crearemos una cultura responsable y las personas integrarán esos hábitos también en su día a día.
[Este contenido procede de Corresponsables. Lee el original aquí]