Gipuzkoa pone en marcha su primera infraestructura propia para el tratamiento de residuos
El diputado de Medio Ambiente y presidente de GHK, José Ignacio Asensio, ha visitado este jueves la planta de compostaje de Epele. Esta instalación es la primera infraestructura propia prevista en el PIGRUG que se pone en marcha para el tratamiento de los residuos de Gipuzkoa, después de haber subsanado las deficiencias en el diseño de la planta, que se ubica en Bergara. "En una legislatura vamos a completar las infraestructuras previstas en el PIGRUG, cumpliendo nuestro compromiso y superando el conflicto de los residuos provocado por EH Bildu", ha asegurado Asensio, quien ha detallado que el sistema de tratamiento de residuos se completará el próximo año con la puesta en marcha de las dos fases y cuatro infraestructuras del Complejo Medio Ambiental de Gipuzkoa: tratamiento mecánico biológico, valorización energética, biometanización y reciclado de escorias.
La planta de Epele dará tratamiento a 10.000 toneladas anuales de biorresiduo, aproximadamente un tercio del generado en Gipuzkoa. Con estas 10.000 toneladas de orgánico se producirán entre 4.000 y 5.000 toneladas de compost. Además, se crean nueve puestos de trabajo. De esta forma, la infraestructura de Bergara permitirá "reducir notablemente la dependencia de Gipuzkoa para tratar sus residuos", disminuyendo la cantidad de materia orgánica que a día de hoy exporta y que tiene como destino las plantas de Caparroso (Navarra) e Itsasu (Iparralde).
El compost obtenido será "de la máxima calidad (calidad tipo A)" y servirá como fertilizante para agricultura, abono de jardines públicos, paisajismo, restauración de suelos degradados, recuperación de superficies denostadas y preparación del terreno para implantaciones de césped, entre otras.
La planta de Epele fue inaugurada en agosto de 2015, pero varias deficiencias impidieron su puesta en funcionamiento. A principios de este año fueron solucionadas tras dos meses de obras y reparaciones. Entre las actuaciones acometidas, destaca la construcción de un depósito de agua 450 metros cúbicos que, prácticamente, duplica la capacidad del inicialmente realizado. Ambos depósitos están ahora operativos para asegurar las necesidades de tratamiento previstas que ascienden a 10.000 toneladas de biorresiduo al año.