Greenwashing empresarial: qué es y cómo detectarlo
La mayoría de las personas intentan vivir de la forma más ecológica posible, lo que significa buscar marcas y empresas que sean amigables con el medio ambiente. Pero, ¿cómo se puede comprobar que las empresas son realmente tan ‘verdes’ y sostenibles como parecen o ‘dicen’ ser? Te damos pistas para comprobarlo y comportamientos a evitar en tu empresa.
¿Qué es el greenwashing?
El lavado verde o ecológico (presentar algo como ecológico o sostenible cuando eso no es completamente cierto o directamente falso) induce a error a los consumidores y los hace pensar que están ayudando al planeta al elegir esos productos y las empresas deberían rendir cuentas cuando hacen este tipo de ‘publicidad engañosa’, pero hay pautas para huir del greenwashing.
¿Cómo detectarlo?
1.Comprobación de datos
Si una empresa sostiene que vende el más verde de los productos, debe demostrar que está diciendo la verdad. Y no vale con que en un anuncio figure un cierto porcentaje, que debería avalar la letra pequeña que aparece durante un brevísimo tiempo al pie del mismo. En su web o RRSS deben estar los estudios y certificaciones, que corroboren su cifras y afirmaciones.
Lo mismo sucede con los etiquetados, las afirmaciones de sus publicistas en diferentes medios o los artículos que alaban su grado de ecologismo y ensalzan lo ‘verde’ que es su producto. Quienes pueden demostrar lo que dicen, no tienen nada que esconder, por lo que la información para comprobarlo es muy fácil de encontrar. Por el contrario, cuando hallarla es difícil o imposible, suena a campaña "verde".
2. Palabras, solo palabras
Cuando nos encontramos un exceso de palabrería referente a cuán verde, ecológico orgánico, vegano, amigable con el medioambiente o bio es un producto, también deberíamos sospechar. Las características nombradas tienen que estar avaladas por la certificación correspondiente, por lo que ésta hablaría por sí misma.
Si a una empresa le hace falta repetir una y otra vez este tipo de conceptos, sólo porque la gente se siente atraída por ellos, es una buena muestra de que se les podría aplicar el viejo y conocido refrán español: ‘dime de qué presumes y te diré de lo qué careces’. Quien es verdaderamente ‘verde’ se remite a aportar pruebas de ello, sin tanto discurso vacío.
Las empresas suelen emplear estas palabras o mencionar el concepto de sostenibilidad (que en realidad poca gente sabe lo que realmente significa, pero suena ‘bien’), para hacer que su negocio parezca que no daña el medioambiente, pero cuando lo hacen con demasiado énfasis y repetición, rara vez se refieren a estándares científicos reales y comprobables.
3. Medias verdades
Hay procesos intermedios que pueden ser muy sostenibles, pero eso no hace que el producto final lo sea. Un buen ejemplo de ello es la comida. Por muy ecológico que resulte el producto final y muy orgánico que sean sus ingredientes, si el origen de alguno de ellos conlleva mano de obra explotada o se cultiva a miles de kilómetros y se trae en avión, se cae en el greenwashing, puesto que se miente, aunque ‘no en todo’.
Ocultar datos, o parte de ellos, induce a los consumidores a desconfiar. Los productos que realmente cumplen con todas las normativas cuentan con trazabilidad. Es decir, que se puede hacer un seguimiento desde sus más primitivos orígenes (materias primas, condiciones de manufactura, etc.) hasta el momento de su adquisición.
[Este contenido procede de Ecoticias. Lee el original aquí]