Informe del IPCC: realidad climática frente a brecha política
Olas de calor, incendios, inundaciones, nevadas, huracanes… La crisis climática ya está aquí y podría ser irreversible. Esta sombría conclusión es uno de los mensajes clave del último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), elaborado por cientos de científicos en todo el mundo que despejan cualquier duda sobre la ineludible responsabilidad de la humanidad en el calentamiento global y advierten de que, con el actual ritmo de emisiones, la Tierra incrementará su temperatura en 2,7°C para finales de siglo, algo nunca visto en tres millones de años. Un llamamiento a la lucha climática que, según ha expresado el secretario general de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, “es un código rojo para la humanidad” en el que “las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables”. Unas frases de preocupación y urgencia que han repetido decenas de líderes mundiales pero que contrasta fuertemente con la falta de compromiso real de muchos países a la hora de reducir sus emisiones y revela la enorme brecha política ante la realidad climática.
“Los científicos nos han estado avisando durante más de tres décadas sobre los peligros de permitir que el planeta se caliente. El mundo lo oyó, pero no escuchó. Luego el mundo escuchó, pero no actuó con la suficiente firmeza. Como resultado, el cambio climático es un problema que está aquí, ahora. Nadie está a salvo. Y está empeorando cada vez más rápido”, ha asegurado en un comunicado la secretaria ejecutiva de ONU-Medio Ambiente, Inger Andersen. Y es que, a pesar de la multiplicación de compromisos climáticos en los últimos años y el aumento de la concienciación social y política, aún estamos como planeta muy lejos de lograr la ambición necesaria en cuanto a la reducción de nuestras emisiones de efecto invernadero.
La prueba más evidente de esta brecha política entre compromisos y realidad nos llegó el pasado 31 de julio, fecha en la que vencía el plazo límite para la presentación de las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) nuevas o actualizadas de cada país, que deben ser incluidas en un informe de síntesis de la ONU que se publicará a finales de este año, antes de la COP26. En concreto, estas CDN son esenciales porque contienen los planes nacionales de cada país para hacer frente al cambio climático y constituyen el balance más completo y preciso de la acción climática a nivel mundial, pero poco más de la mitad de las Partes (58%) han cumplido con el plazo de corte.
Por supuesto, la brecha política no es igual para todos. Aunque su indecisión en las décadas recientes ya haya abocado al clima a algunos cambios irreversibles para los próximos siglos, países como Canadá, Japón, Estados Unidos, China, Reino Unido o Sudáfrica se han “puesto las pilas” en el último año y sí han presentado objetivos más ambiciosos respecto a sus planes anteriores, aunque el liderazgo internacional en materia climática parece recaer en una Unión Europea (UE) que se ha fijado la ambiciosa meta de reducir un 55% sus emisiones para 2030 y ya está desarrollando todo tipo de planes para lograrlo. De hecho, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha avisado recientemente de que el nuevo informe del IPCC “vuelve a hacer sonar todas las alarmas del clima” al tiempo que aprovechaba para asegurar que la UE “está haciendo su parte” para frenar el calentamiento global.
Pero muchos otros gobiernos, entre ellos los de naciones fuertemente contaminantes como Rusia, Australia, México o Brasil, no han incrementado esa ambición, y el tiempo se agota. “Los gobiernos deben hacer que sus planes de neutralidad climática sean una parte integral de sus compromisos. Deben financiar y apoyar a los países en desarrollo para que se adapten al cambio climático, como se prometió en el Acuerdo de París. Deben descarbonizarse más rápido, restaurar los sistemas naturales que reducen el carbono y eliminar el metano y otros gases de efecto invernadero más rápido”, ha urgido Andersen, que ha resaltado también que “cada empresa, cada inversor, cada ciudadano debe hacer su parte” para ayudar a cerrar esta brecha política con el clima.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Ágora. Lee el original aquí]